viernes, 15 de marzo de 2013

EMBORRICARSE


Una de las palabras con más encanto, naturalidad y acierto a la hora de definir una situación es "emborricarse". Ya en desuso y difícil de escuchar, todavía se puede encontrar en alguna sabrosa novela de algún escrito fiel a nuestro acervo popular.

Una de las definiciones que he encontrado es: "quedarse como aturdido, sin saber ir atrás ni adelante". Me gusta. Ahora mismo sería capaz de asegurar, sin miedo a confundirme, que este país en el que vivimos está emborricado. No somos capaces de avanzar en ningún aspecto, estamos como estancados, noqueados, en una palabra emborricados.

Otra de las definiciones que hay de la palabra emborricarse es: enamorarse perdidamente. Esta me gusta todavía más que la anterior. La próxima vez que vea a mi amigo Paco que hace tres meses que sale con una chica y está tontito perdido le diré: "Paco, estás completamente emborricado". O a la hija de mi vecina, que cuando viene el novio a buscarla a casa, tiene en los ojos ese brillo especial que surge cuando estás enamorada, mejor dicho emborricada: ¡Que bonito, dos emborricados hasta las trancas!

Ahora recuerdo cuando tenía las hormonas desatadas, las sensaciones a flor de piel, dispuesto a todo, como un mihura, como un macho cabrío, la sangre hirviendo, el corazón desbocado, totalmente emborricado, más vivo que nunca...

Siempre emborricada, siempre emborricado.

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