miércoles, 6 de marzo de 2013

LAS CUATRO ESTACIONES DE VIVALMODOVAR


La semana pasada, una tarde de lluvia invernal, me deleité escuchando Las Cuatro Estaciones del italiano Antonio Vivaldi. Se trata de cuatro conciertos escritos para violín solista, orquesta de cuerdas y clavecín, según la carátula del CD. 

Comienza con la primavera. Su estribillo, llamado ritornello es uno de los recursos compositivos de Vivaldi. Todos lo tenemos grabado en nuestra mente, muy reconocible. Es muy alegre, anima como un día de primavera soleado y acabas tarareando el estribillo hasta cuando cenas.

La siguiente canción, tendría que decir concierto o movimiento, es el verano. Comienza lento, simbolizando el calor del verano, después hay toques de violín simulando el canto de diferentes aves y acaba rápido, como si hubiera un vendaval.

Continuamos con el otoño, parece el orden lógico, ¿verdad?. El otoño es divertido, movido, representa la recolección de la cosecha de los campesinos, es una fiesta. También fácil de reconocer como cualquier movimiento de La Cuatro Estaciones.

Terminamos con el invierno. El movimiento comienza con un violín espectacular, sólo, largo, frío, estridente, poderoso, violento, soberbio, terrorífico, con cambios bruscos y muy agudos, capaz de derrumbar una catedral con sus notas. Estos minutos me recordaron al clímax de la película de Almodovar, "La piel que habito", que tiene una música muy similar. Geniales, tanto uno como otro. Luego entra toda la orquesta, la tempestad, el vendaval…

No hay comentarios:

Publicar un comentario