viernes, 24 de mayo de 2013

EL ÚLTIMO MONO

Que tu seas el último mono no debería de extrañarte en absoluto y no me refiero al último mono de "homínido", sino al último mono de que pintas menos que Jezulín en la Real Academia de la Lengua. Cuantas veces has tenido esta sensación o simplemente te lo han dicho a la cara directamente, sin vaselina:
- ¡Y tu cállate, que no pintas nada! -se te queda una cara de pánfilo que no sabes donde meterte.

"Que no pintas nada", viene a ser lo mismo que "el último mono". Aquí podemos apreciar una relación directa entre la palabra "pintar" y la palabra "mono", por tanto podemos decir sin miedo a confundirnos "que pintas menos que un mono". Llegados a este punto estamos desprestigiando, sin querer, a los que se dedican a la pintura, ya sea profesionalmente o como aficionados. Y no me refiero a los "pintores de brocha gorda" (claro que también podría referirme a ellos, pero con ese nombre "brocha gorda" me dan como un poco miedo y un poco risa, todo a la vez), sino a los pintores, pintores. 

Me refiero pintores como Velazquez o Goya, grandes maestros de la puntuar universal. Para no caer en banalidades tendríamos que decir algo así: 
- Goya no era el último mono, era un maestro de la pintura.

De donde deducimos que:
- Goya, el gran maestro de la pintura, pintó más que un mono (esto no es cachondeo, es rigurosamente cierto) porque sino "pinto menos que un mono", por lo tanto "sería el último mono", cosa que sabemos todos que no fue así.

Lo que no podemos decir de Goya, es que es un pintor mono (ahora no me refiero a mono de homínido, sino mono de guapo) porque más bien era feo, en cambio Velazquez tenía otra planta (y no insinúo planta de vegetal, sino planta de aspecto, de imagen), pero lo de la planta lo dejaremos para otra ocasión porque el mundo vegetal da para mucho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario