lunes, 13 de mayo de 2013

ÉL


Cuando vio todo lo que había que hacer pensó que sólo ÉL sería capaz de hacerlo con éxito. Sólo ÉL tenía en sus manos, en su cabeza, en su exquisita sabiduría atemporal la solución a cualquier problema que pudiera presentarse. La solución a un futuro prometedor, un futuro pleno de felicidad, sin fisuras, mucho mejor que el presente y el pasado. ÉL conocía el camino a seguir mejor que nadie, de hecho, ÉL construiría ese camino hacía tu porvenir, hacía tu bienestar. Él haría todo lo necesario por ti, por vosotros. Haría lo legal y lo ilegal, lo macabro y lo bello, lo real y lo ilusorio. ÉL lucharía lo indecible para alcanzar esa meta que tu deseas. ÉL borraría tu pasado, haría desaparecer tu horrible y doloroso pasado, ÉL te regalaría un maravilloso nuevo mundo. Eso es lo que ÉL te dice y tu, con tu deseo o con tu desesperación, te lo crees a pies puntillas.

ÉL se miraba al espejo y sutilmente, sin querer aceptarlo del todo, sabía en su interior que actuaba como un Dios, como un creador de naciones, un fanático de sí porque vivía entregado a su causa de un modo desmedido, como si en lo más íntimo desconfiara de la legitimidad de sus planes o de sus posibilidades de éxito. ÉL tenía otras caras, pero ésta dominaba sobre las demás.

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