jueves, 31 de octubre de 2013

EL BARREÑO DEL PRADO


Hace poco hubo una gotera ante el cuadro de Las Meninas en el Museo del Prado. Os podéis imaginar la situación, un experto en pintura venido de Nueva Zelanda se cita en París con un especialista en Arte Barroco del Museo Pompidou y deciden ir a Madrid para estudiar la excepcional colección barroca española que hay en el Museo del Prado. Pues bien, cuando estas eminencias entran en la célebre sala de Las Meninas lo que más llama su atención no es el famoso cuadro sino el barreño azul claro colocado estratégicamente en el suelo a cinco metros de Las Meninas que está evitando que se forme un charco en el suelo, y por añadidura, sus nefastas y peligrosas consecuencias. Este popular barreño azul claro va recogiendo pacientemente y en silencio las desventuradas gotas de agua que maliciosamente caen del techo reformado recientemente, y a imagen y semejanza que su compañeros de sala, los cuadros, va dejando pasar el tiempo sosegadamente mientras los visitantes lo miran y se asombran. El barreño azul claro es el protagonista, el galán de la película, el árbol más alto del bosque, la estrella que brilla con más fuerza en el firmamento, la chica más guapa y deslumbrante del lugar, el sol cegador del mediodía veraniego, el héroe salvador del mundo. 

Ese barreño azul claro conteniendo una gotera a cinco metros de Las Meninas es, sin lugar dudas, el paradigma del genio español.

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