martes, 26 de noviembre de 2013

ANTES ROCÍN QUE ROCINANTE


Han transcurrido más de cuatro siglos y las cosas continúan igual que entonces, el mundo está plagado de rocinantes.

No es que la faz de la tierra esté atestada de personas con aspecto destartalado y flacucho, que también, aunque cada vez menos con este desorden alimenticio y excesivo del siglo XXI, sino que me refiero más concretamente a lo que el ilustre Miguel de Cervantes ya describió en su momento a principios del XVII, en su célebre novela Don Quijote de La Mancha. 

En esta novela Miguel de Cervantes explica de donde viene, según su inventiva, el nombre de "Rocinante". Como todos sabemos Rocinante es el caballo de Don Quijote, pero antes de ser un gallardo y majestuoso caballo fue un rocín, esto es, un caballo de mala raza, basto y de poca alzada. Don Quijote embriagado por su desenfrenada imaginación fue capaz de obtener un fabuloso caballo de lo que antes era un rocín, antes rocín, hete aquí la cuestión.

"El virus rocinante se extiende sin remedio –afirma doña Antonia desde su Tomelloso natal– y por lo que parece sin ninguna posibilidad a corto y medio plazo de atajar su angustiosa multiplicación en nuestro raquítico entorno, lo que nos conduce sin remedio, una vez más, hacia lo que podríamos llamar una sociedad rocinante". Apoyándonos en la sabiduría de doña Antonia, comprobamos que existe una cantidad ingente de individuos que por arte de birlibirloque, pasan de rocín a caballo de la noche a la mañana. Esto nos lleva a generalizar, sin miedo a error u omisión, que los alcaldes y concejales elegidos democráticamente (eso pensamos) tienen la misma formación y experiencia para su cargo que un mono para pilotar una nave espacial, con todos los respetos para el simio, me refiero al mono al decir simio y no al hombre, lo aclaro porque puede llevar a confusión, aunque bien visto lo mismo da que da lo mismo. También podemos afirmar gracias a la sapiencia de doña Antonia, que directivos, consejeros, asesores y demás estamentos pudientes que han sido puestos a dedo en su cargo por otro "rocinante" no tienen ni el ímpetu ni los conocimientos mínimos necesarios para desempeñar sus funciones (si es que tienen alguna). Y no hablemos de las cabezas visibles de las formaciones políticas que gobiernan o aspiran a gobernar, porque con toda franqueza y sinceridad le doy mi apoyo a doña Antonia cuando afirma "que tienen rostro (ojos, nariz, boca, frente, mentón y pómulos) y hasta orejas de Rocinante".

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