jueves, 7 de noviembre de 2013

ENTRE RUINAS


Entre las ruinas, mármoles caídos, fosos llenos de arena y alguna columna que todavía se mantiene en pie desafiando el paso del tiempo hay un viejo sentado sobre lo que antes era una soberbia muralla. Es una ruina humana de 80 años, vestido con un jersey marrón, pantalones de termal muy desgastados, zapatos bastante sobados y un gorro de paja. Todo un catedrático de la vida. El viejo lee en el periódico la catástrofe diaria, el mundo se derrumba, la crisis, el paro, las guerras, la hambruna.

El viejo levanta la vista del diario al oír voces y risas de jóvenes escolares que se acercan corriendo y saltando entre las ruinas. La profesora que los guía les propone sentarse en un lugar cercano al viejo, en un foso de hierba, cerca de una columna. Cuando se hace el silencio y solo se oye el viento que atraviesa las copas de los pinos esparciendo generosamente el delicioso olor a resina por el aire, un alumno comienza a recitar en voz alta:

" Dijiste hace años: En el fondo soy un asunto de luz. Y ahora todavía al apoyarte en la ancha espalda del sueño, aun cuando te hunden en el pecho aletargado del pronto, buscas rincones donde el negro se ha gastado y no resiste, buscas a tientas la daga destinada a perforar tu corazón y abrirlo a la luz." 

Cuando acaba los compañeros aplauden y el viejo no puede evitar verse reflejado en el texto que han recitado. Los niños comienzan a correr y jugar entre las ruinas, con energía, gritando, saltando, emancipando esas piedras sagradas. El viejo percibe ante sus ojos lo que le muestran esos niños, que el mundo seguirá adelante. A pesar de las noticias nefastas del periódico esos jóvenes que vuelan con gallardía y viveza sobre el pasado ruinoso, son el prometedor futuro.

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