martes, 23 de diciembre de 2014

LA NAVIDAD ES UN CUENTO


Desde que Dickens intentó hacernos creer en su novela Canción de Navidad que por Navidad los "malos" se vuelven "buenos", temo todavía más a los "malos". Lo siento, pero la realidad siempre supera con creces la ficción y hasta que no vea un fantasma como le sucede al avaro Scrooge de Dickens no cambiaré mi posición al respecto, de hecho es más factible pensar que en Navidad los "malos" aprovechan la maniobra de distracción que le ponemos en bandeja de plata para incrementar sus fechorías de manera exponencial porque el personal está sumergido en la vorágine navideña de regalos, cenas y luces deslumbrantes que nos inunda estas fechas tan entrañables (¿?). Por si queda alguna duda, me refiero a los "malos" que ocupan cargos destacados en el gobierno o en grandes empresas que al final tienen en su consejo de administración a los mismos que ocuparon anteriormente los cargos en el gobierno. Me refiero a esos alcaldes, gobernantes y concejales de autonomías que tan ruinmente negocian bajo cuerda con empresarios sin escrúpulos para saquear las arcas comunes. Me refiero a los grandes economistas que forman parte de las cúpulas de los bancos (o mejor "bancacos"), que se auto-aumentan su salario de manera desorbitada aún a sabiendas que el banco está en quiebra. Todos estos simpáticos Scrooges están ansiosos porque llegue la Navidad, es momento de regalos y que mejor que hacerse uno mismo un buen regalo, vas a tiro hecho.

La Navidad es para los "malos" una época deseada, pero también lo es para los niños, y en este caso sí es un sentimiento real de pureza humana. Parece mentira, esos "malos" también fueron niños y alguna vez soñaron con fuerza que los Reyes Magos cumplirían sus deseos y llenarían sus casas de regalos e ilusión. Lo que ha cambiado el cuento. 

Los que ya no somos niños ni pertenecemos a ese grupo de "malos" tenemos que enfrentarnos a esta época con la misma valentía o locura (no se que adjetivo es más adecuado) de un domador de leones para poder aguantar el tirón. Tenemos esa edad en la que tus padres están mayores o han dejado ya este mundo, repasas el listado de algunos de tus conocidos que han fallecido, de los sueños que no se han cumplido y cada vez están mas lejos, de las creencias derrumbadas, de las ilusiones borradas. De lo que has vivido y de lo que ya no vivirás. Empiezas a asumir que el tiempo que te queda es menor que el tiempo ya pasado. 

Cualquier día de estos te encuentras de repente una mañana observando como tu hijo  abre un regalo con enorme ilusión rompiendo el mil pedazos el papel navideño que lo envuelve. Miras atónito su ojos llenos de vida y alegría. Los Reyes Magos han traído la felicidad a casa, es un momento mágico. Durante unos instantes te vuelves un niño y recuerdas a tu padre sonriendo con la misma cara de tonto que tú pones ahora pero hace cuarenta o cincuenta años, a tu madre diciendo que hay que portarse bien para que vengan los Reyes Magos…, la cabalgata de Reyes, las campanadas de fin de año. El tiempo pasa y la Navidad se ha convertido en un cuento, un cuento fabuloso como el de Dickens, y te das cuenta que ya no eres un niño, ahora eres el padre. En este cuento solo nos queda brindar un año más en compañía de los nuestros. Qué más se puede pedir.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

LA LUZ DEL MEDITERRÁNEO


Cuando tenemos delante de nuestros ojos un cuadro de Joaquín Sorolla (Valencia, 1863 - Madrid, 1923) lo primero que percibimos es un talento excepcional para transmitir con sus pinturas sentimientos humanos íntimamente relacionados con la belleza, la vida y la luz. 

Sus trazos nacen en el sistema límbico, la región del cerebro que alberga la vida emocional, y se transmiten al lienzo a través de sus manos mediante un proceso instintivo. Todo su organismo se involucra en esa tarea creativa e intuitiva, de tal forma que su mente y su cuerpo actúan en perfecta sintonía como si fuera un ente unicelular. Pintar fue su manera de expresar que estaba vivo, disfrutaba con lo que hacía, para él la vida era una fuente de disfrute y gozo. Tenía un gran sentido de la belleza y un instinto estético extremadamente desarrollado. Esa sensibilidad tan humana y la maravillosa capacidad para representar escenas cotidianas y mundanas le hacen acreedor de la afabilidad de cualquier persona que se asome a sus pinturas.

Tildado de impresionista, una de las aportaciones más importantes "del maestro de la luz" es que incorporó al arte español a finales del siglo XIX la gran corriente artística del naturalismo que se desarrollaba en Europa. El éxito del artista valenciano se basó en su espectacular diversidad cromática y su forma de usar el color, pero sobretodo en su manera de tratar la luz, la luz del mediterráneo. Como todos los grandes pintores de la historia, el color en Sorolla es extraordinariamente personal, con una paleta inconfundible. Pone el color al servicio de la descripción verídica, la realidad que le rodea. Lleva la tradición de la pintura al aire libre a su punto máximo. Interpreta la luz de forma intuitiva, espontánea y viva. Sus obras respiran vida por lo cuatro costados.


martes, 9 de diciembre de 2014

YO QUIERO SER SHERLOCK HOLMES


Lo que nos cautiva o nos hastía, según se mire, del afamado Sherlock Holmes no es su altivez digna de reyes vanidosos con serias dificultades para relacionarse socialmente, ni tampoco poseer el título de "el detective más famoso de la historia", ni siquiera tener la capacidad de solucionar los enigmas más irresolubles; lo que nos fascina de Sherlock Holmes es ese talento adivinatorio, casi mágico, que utiliza para desvelar lo oculto mediante la observación y el razonamiento deductivo. Nos maravillamos cuando Arthur Conan Doyle narra una de esas escenas fascinantes en las que Holmes examina a una persona o un lugar y es capaz de ver lo que a ojos de otros es invisible o pasa absolutamente desapercibido. Gracias a su perspicacia y su inteligencia conjugada con su conocimiento y sus cinco sentidos, Holmes es capaz de adivinar la forma de vida de una persona con solo observarla unos segundos o qué ha hecho el día anterior o cuáles son sus intenciones. Leemos (si es libro) o miramos (si es película) asombrados como el detective es capaz de deducir, de saber, lo que nadie más podría averiguar. De esta manera se le atribuyen una serie de poderes que lo hacen irremediablemente vencedor antes de entrar en combate. Holmes se convierte en un héroe, un semidiós, un nuevo hijo de Zeus, poseedor de unas capacidades sobrenaturales solo al alcance de los dioses. Esto nos deja al resto de los humanos como auténticos inútiles incapaces llegarle a la suela de los zapatos y no le falta razón al señor Doyle, solo con mirar a nuestro alrededor nos daremos cuenta de lo rematadamente humanos que somos.

Imaginar es fácil, una mente estimulada y bombardeada con potentes inputs (sobretodo si te encuentras sumergido en el mundo "holmesiano" leyendo El sabueso de los Baskerville, El signo de los cuatro u otra novela de Sherlock Homes) se vuelve detectivesca de manera inconsciente. Nos transformamos en detectives, es cuestión de estímulo y percepción. Tras unas horas de vivir dentro del universo "holmesiano" salimos a la calle observando nuestra ciudad con otra perspectiva.

Uno de esos sucesos post-Sherlock Holmes tuvo lugar este fin de semana pasado. El sábado devoré las últimas páginas de El signo de los cuatro y el domingo fui a comprar el pan a primera hora. Me fijé, creyéndome el mismísimo Holmes, en las ojeras de la joven dependienta y su actitud algo despistada, como si tuviera la mente en otra parte, y deduje que había estado de fiesta la noche anterior. Además observé una especie de moratón en su cuello y pensé que su novio o una relación esporádica que aconteció la noche anterior se enganchó como un pulpo a su cuello. Los jóvenes tienen las hormonas por los aires, pensé. La chica tenía un piercing en la nariz que le atravesaba la parte inferior de lado a lado y dejaba ver dos pequeñas bolitas plateadas en cada orificio nasal. Destacaba su peinado: cabellos muy negros, cortos y despeinado voluntariamente. De todo esto, mi mente "holmesiana" dedujo que le gustaba la imagen y música punk o como mínimo alternativa, ahora esas bandas callejeras de los años ochenta no están tan definidas. Metido en la piel de Holmes y satisfecho de mis dotes detectivescas claramente influenciadas por la novela de Doyle, realicé estas deducciones mientras esperaba el turno en la cola del pan. Cuando ya me iba a tocar, apareció un señor de unos cincuenta y tantos años que se acercó al mostrador con cierta urgencia y le dijo a la joven dependienta:

— Vamos cariño, tenemos el tiempo justo. La audición es dentro de media hora.

Ella se acercó a él y le dio un beso en los labios.

— Sí, ya salgo, ¿no habrás olvidado el violín?

— No, lo tengo en el coche, ¿cómo te encuentras?. No tienes muy buena cara, ya te dije que no era necesario practicar hasta tan tarde.

— Sí, lo se, pero los nervios no me dejaban dormir y decidí practicar. Hoy es un día muy importante para mí, después de tantos años de trabajo tengo la posibilidad de formar parte de una orquesta profesional si paso la audición.

— ¿Y la contractura del cuello?

— Mejor, todavía siento alguna molestia pero mejor.

La chica se despidió de sus compañeras de trabajo y atravesó el mostrador por un hueco lateral. La pareja se cogió por la cintura y se marchó caminado mientras los miraba decepcionado. Mis dotes "holmesianas" quedaron por lo suelos, adiviné, o mejor dicho fabulé. La diferencia con Sherlock Holmes es que él no vive en la realidad y por lo tanto es una ficción que hacemos nosotros a nuestra medida.

martes, 2 de diciembre de 2014

LACAYOS Y TIRANOS


Los hechos cambian pero la historia siempre se repite. La aparente atracción humana hacia el servilismo viene de antaño. Los reyes doblegaban al pueblo que juraba vasallaje a su señor, pero a su vez los amos servían a un dios o a varios dioses como sucedía en la vetusta Roma o en otras antiguas civilizaciones. Esa estructura piramidal paniaguada se ha prolongado a lo largo de los siglos. Con la llegada de la revolución industrial el modus vivendi cambió (¿de verdad?) y a pesar de todo lo vivido por la humanidad a lo largo de la historia, hoy en día, en nuestra sociedad democrática (predominio del pueblo en el gobierno político de un estado) y capitalista (régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza) continuamos comportándonos como pajes, escuderos o directamente como lacayos. Se valorizan más las cosas, lo material, y esto conlleva una evidente desvalorización de lo humano.

Aquel servilismo ancestral se ha transformado en algo "guay", estar sometido "mola" y lo curioso es que no somos capaces de ver ese sometimiento, como tampoco lo veían los lacayos de Felipe II, para ellos era normal, incluso "guay", servir a "su majestad". Nos hemos convertido en esclavos de nuestro propio sistema de vida, unos se encuentran tiranizados por el consumismo (hermano del capitalismo), otros se ven arrastrados por una determinada imagen social, otros promulgan todo lo contrario, se creen libres, pero para estar en ese lugar distinto (ellos así lo piensan) también se encuentran subyugados y acotados, y otros están dando bandazos constantemente hacia cualquiera de estos estados. La realidad es que no somos libres, la libertad es un concepto utópico. La libertad es no ser esclavo de nada, de ninguna necesidad, de ninguna circunstancia, y como humanos eso es imposible.

Vivimos en un patriarcado etéreo tan to-ca-co-jo-nes como lo ha sido a lo largo de la historia de la humanidad. ¿Acaso alguien se cree más inteligente qué nuestros antepasados?, ¿somos tan ineptos para afirmar qué desde el punto de vista humano hemos alcanzado una sabiduría y experiencia que nos permita relegar a Cervantes, Aristóteles o Baudelaire a simples charlatanes?, ciertamente, no. 

Una muestra evidente de la tontuna y la sumisión en la que vivimos sumergidos, es la boda que celebró recientemente Solange Knowles (cantante, modelo, compositora y trescientas quince cosas más) con Alan Ferguson (barbudo director de vídeos musicales y amante de los muñecos de nieve) en Nueva Orleans. Ambos se pasearon con esa guisa por varias calles de la ciudad hasta que llegaron a la iglesia para casarse. Supongo que aparcaron las bicicletas en la puerta, se ajustaron la entrepierna y entraron al sagrado lugar para darse el "yes, I do", seguido de un beso con un poco de lengua, solo un poco, lo justo para no parecer convencionales (ellos son super-fashion) y no molestar al santo padre que celebró el dichoso enlace. Tal vez, la noche nupcial no diera para mucho, no había cámaras ni medios de comunicación dentro de la habitación que reflejaran lo "guays" que eran los recién casados y eso desmerece mucho, tanto que seguramente los andrógenos del barbudo con complejo de yeti y los estrógenos de la diva "multiartistamolona", acabaron reprimidos por su servidumbre inconsciente.

"Nadie es más esclavo que el que se tiene por libre sin serlo", Goethe. 


martes, 25 de noviembre de 2014

DONDE SE RESPIRA VIDA

Uno se pregunta a menudo hasta que punto una persona es capaz de adaptarse a determinadas circunstancias unas veces dolorosas y otras gozosas. Esa adaptación puede producirse voluntariamente o de forma imperativa y taxativa. A pesar de los beneficios o los aparentes perjucios de una opción u otra, en ambos casos el resultado es el mismo, un ser humano cambia su vida y sus hábitos para comenzar otros diferentes. Este cambio se puede producir en menor o mayor grado, pueden ser pequeños cambios o cambios radicales. El que cambia de barrio en su ciudad, el que cambia de ciudad por trabajo o por amor o por odio, incluso el que cambia de país por las circunstancias que sean, todos son cambios. Pero también en el día a día cambiamos constantemente, cambiamos de canal de televisión, de pantalones, de marca de leche, de gafas y hasta de calzoncillos largos a bóxer para ellos y braga brasileña, braga bikini, normal o tanga para ellas. Y no entremos en colores, camiseta blanca, verde, roja con pantalón azul, beige, etc. El cambio y la adaptación forman parte de nuestra vida, si no hay cambio y adaptación estás fiambre, que diría el "maquinavaja".

Momentos trágicos originados en el seno de grandes acontecimientos globales han producido cambios categóricos a lo largo de la historia: las abominables guerras, las catástrofes naturales, las dictaduras, las crisis económicas, las epidemias víricas como la peste (en siglos pasados) o el sida más recientemente, han producido terribles cambios, pero gracias a esa maravillosa capacidad de adaptación del ser humano la vida a seguido adelante. Magníficos hechos, sin ser trágicos, también han cambiado nuestra vida: la invención de la energía eléctrica, el automóvil, los ordenadores, internet, la comunicación gracias a los satélites han producido también grandes cambios a los que ha sido necesario adaptarse para continuar vislumbrando el futuro.

Una sociedad abierta al cambio es una sociedad con ganas de evolucionar, con ganas de aprender, con ganas de asimilar, con ganas de absorber culturas diferentes, con ganas de vivir. Contrariamente, una sociedad conservadora, con miedo a aceptar nuevos retos y cerrada en si misma, es un pueblo marchito. El mayor cambio y adaptación es el de la propia vida: naces, creces, te reproduces y mueres. Aunque no queramos, cambiamos. El cambio es la vida. 

Recientemente Juan Goytisolo ha recibido en premio Cervantes, el más importante de las letras en español. Si alguien se lo merece es él, sus novelas Señas de identidad, Makabara, Paisajes después de la batalla o Las virtudes del pájaro reafirman la concesión del galardón, aunque él dice que desconfía de si mismo cuando recibe un premio. Juan Goytisolo nació en Barcelona en 1931, marcado por la postguerra y la dictadura de Franco se trasladó a París donde vivió cuatro décadas hasta 1997 que se instaló en Marrakech. La primera vez que visitó la ciudad africana lo hizo para estudiar la lengua árabe y poco después cambió y se adaptó a la perfección. Habla árabe con naturalidad y vive en un riad, a dos pasos de la plaza de Xemaá-el-Fná, que compró cuando nadie quería vivir en la medina, rodeado de su "tribu", como él dice. Amante de lo heterogéneo y la cultura multirracial. Para él ninguna cultura tiene jamás el monopolio de la virtud o el refinamiento. Repudia los nacionalismos y nacional-catolicismos. A lo largo de su vida Juan Goytisolo ha cambiado, ha vivido y yo me pregunto por qué cambió a Marruecos, a Marrakech, donde vive hace casi treinta años. Lo que parece normal es que viviera en Barcelona (donde nació), París (donde vivió cuatro décadas), o New York (donde dio clases de literatura), pero ¿Marrakech?. Hoy en día parece que los grandes escritores buscan grandes urbes para observar y absorber la vida y los cambios de esas ciudades y que luego les sirva de inspiración novelesca. Pero él no, él cambió y se instaló en Marrakech. ¿Por seguir un amor?, ¿por alejarse de una animadversión?, ¿por buscar ese mundo heterogéneo?, ¿por cambiar para seguir vivo?. No lo sé, pero probablemente allá donde esté Juan Goytisolo se respira vida enlazada con el cambio constante.

martes, 18 de noviembre de 2014

LA SUPERNOTICIA


Una de las más fáciles tentaciones -y también uno de los más terribles peligros- del oficio de periodista es situar la actividad propia en el ojo del huracán de la noticia. La tendencia a sobrevalorar lo inmediato y cercano, junto con la manipulación informativa que se realizan en los medios de comunicación (periódicos, radios, televisiones) tutelados por el gobernante de turno (nacional y territorial), aumenta todavía más el peligro de la que podríamos llamar supernoticia, sin necesidad de comillas ni adornos destacados.

Los medios de comunicación son incapaces de resistir la tentación de mirarse pasmadamente el ombligo y proclamar ante el mundo lo que allí sucede en grandes titulares, administrados convenientemente por el cacique del lugar. Todos idean su supernoticia, que al ciudadano de a pie, con una media de inteligencia superior a lo que se piensan los que dirigen los medios de comunicación, ya cansa y hastía sobremanera.

Aun así, siempre está el que, por debajo de esa media, se aferra a ver la realidad ideada por los que han conseguido embaucarlo. Los hay que defienden a capa y espada los titulares y opiniones de "su" periódico o televisión, que actúa, como si de una religión se tratara, de guía espiritual y emocional. Además, camelan a sus feligreses mediante la autocomplacencia y la sobrevaloración de los localismos, desvirtuando la objetividad y haciendo creer que esos localismos son el vórtice del mundo entrando de lleno en la parcela surrealista. Y eso no es todo. La tendencia a la sobrevaloración de lo más cercano y más inmediatamente construido, que puede llegar a su cénit a poco que se desencadenen las nefastas guerras de artículos editoriales, conduce a la distorsión también de las imágenes del mundo de fuera, que se convierte, casi en exclusiva, en fuente de acontecimientos insólitos y anécdotas sorprendentes. De esta forma, el modesto ombligo propio acaba por convertirse en orgulloso volcán, y así llegamos a preguntarnos cómo demonios el politiquillo local es titular de portada un día tras otro con noticias que no tienen ninguna relevancia y que probablemente son noticias anecdóticas (para ese ciudadano medio inteligente y no para el ciudadano sumiso a "su" medio de comunicación) reducidas a un guiño esperpéntico por culpa de tratamiento megalomaniaco que reciben.

martes, 11 de noviembre de 2014

CARTERISTAS DE PRIMERA


Asistimos en los últimos tiempos a una proliferación exagerada de Quijotes que exasperan al personal sobremanera. Los hay a decenas, diría más, a centenas, salen como setas. Ni las aspas de los molinos son capaces de tumbarlos cuando el viento arrecia. Estos Quijotes, tan avispados como mediocres, les pasa que entran como Don Quijote y salen como Sancho Panza en otro capítulo del libro: manteados.

Aunque la historia en repetidas ocasiones nos cuenta lo contrario y deja al descubierto los entresijos y las vísceras renales de los supuestos colonizadores sociales, no hay nada más hipócrita, uno de los deseos que le pediré a los Reyes Magos estas próximas navidades será ese precisamente: que haya manteo.

Aborrezco de ante mano al representante que aparece en público como salvador y mesías, es inevitable desconfiar, la historia está repleta de Quijotes que acabaron manteados. Sospecho del que en su atril rodeado de sus vasallos acusa a otros de mentir y robar, de la misma manera que temo al que protegido por sus cortesanos, niega y reniega haber estafado y con la misma convicción que afirma, desmiente. Tan improbable es la certeza de sus palabras como que Dulcinea se case con Sancho Panza.

Cada día (quizá llegue un momento que sea cada hora) aparece un nuevo estafador (cometer alguno de los delitos que se caracterizan por el lucro como fin y el engaño o abuso de confianza como medio), que también es chantajista (presión que, mediante amenazas, se ejerce sobre alguien para obligarle a obrar en determinado sentido) y sobretodo carterista. Carterista porque nos roban a nosotros metiendo la mano en nuestro bolsillo con descaro y premeditación, y lo más flagrante y duro de aceptar, lo desmienten siempre, son capaces de salir en público con una sinvergonzonería sin límites a negarlo todo hasta que salen a la luz pruebas evidentes y entonces, callan como putas. Eso sí, como carteristas de primera que son, sus bolsillos ya están llenos y eso no lo cambia ni Dios bendito que venga.

Con el permiso de Cervantes, estoy hastiado de ver Quijotes tan barriobajeros trajeados para la ocasión mintiendo como bellacos, intentando convencer con sus necias y fingidas palabras. Se afanan en crear un discurso, su discurso, que por supuesto es el único y verdadero, pero su única intención es continuar con su profesión, la de carterista, con todas las garantías democráticas que les confiere el apoyo del pueblo. Lo siento Quijotes de pacotilla, pero sois todos iguales, del primero al último, aunque os empeñéis en fingir lo contrario, por eso, no contéis conmigo.



martes, 4 de noviembre de 2014

FERNANDISMO


Ya lo decía Ortega y Gasset en su obra la La redención de las provincias reafirmando una constante en la inconstante historia de España:

 - En cada aldeón español encontraréis aun un señor que cree que Fernando VII sigue gobernándonos.

Y eso es exactamente lo que todavía sucede, un Fernando VII soluble en estafadores, especuladores adinerados y señores amos de su verdad como todo caudillo, sigue gobernando cada pueblo y cada ciudad de España, y cuando digo España me refiero a toda España, desde Finisterre al Cap de Creus y desde Tarifa a Avilés pasando por las islas, guste o no. 

Ya ve usted don José, por delante y por detrás, no dan por todos lados, cuanta razón tenía. Da igual quien gobierne en cada momento, siempre hay un grajo negruzco y despiadado, de esos de iglesia desmoronada y olvidada dispuesto a anunciar que estamos en verano, aunque sea un verano disfrazado de noviembre, mientras continua acuñando su propia moneda. O sea, que Fernando VII ha habido siempre. Lo decía también Ortega hablando del Imperio Romano:

- El Imperio Romano comenzó por no existir.

Fernando VII (el de1808, todos que han venido después y los de ahora) comenzó por no existir, o sea que ha existido siempre. A temporadas, a épocas, a decenios, a meses, el fernandismo inmaterial y casto se transforma por arte de birlibirloque y toma presencia concreta y corpórea, y es cuando el presidente iracundo, el alcance local, el gobernante territorial, el empresario con aires de mandatario global, llegan a creerse Fernando VII. Incluso Fernando VII, glorificado en el cielo, llegó alguna vez a creerse Fernando VII.

martes, 28 de octubre de 2014

UN PASO ADELANTE


El progreso y la evolución es exactamente eso, un paso adelante. Un paso adelante es la invención del led (LED, light-emitting diode: diodo emisor de luz) por Nick Holonyak en 1962. De todos es sabido sus ventajas: bajo consumo de energía, mayor tiempo de vida, tamaño reducido, escasa emisión de calor, no contiene mercurio, etc. Aunque mucho antes se produjo otro paso adelante necesario para que más tarde naciera el led, la invención de la bombilla por Thomas Edison. Tras muchos intentos consiguió un filamento que alcanzara la incandescencia sin fundirse. Este filamento no era de metal, sino de bambú carbonatado. Así, el 21 de octubre de 1879, consiguió que su primera bombilla luciera durante 48 horas seguidas.

Otro paso adelante fue sin duda alguna, y eso que no dudar es jugar a ser Dios, la invención de la penicilina. Alexander Fleming la descubrió en 1928 cuando estudiaba cultivos bacterianos en el laboratorio de un hospital de Londres. Supuso tal revolución para la supervivencia de la raza humana que posiblemente nunca se han salvado tantas vidas gracias este paso adelante. Con la penicilina se podía luchar contra cualquier infección de origen bacteriano. Las millones de muertes provocadas por neumonía bacteriana, tuberculosis, sífilis, escarlatina, infecciones de oído, piel, garganta y una larga lista de enfermedades malignas ya tenían un tratamiento para ser vencidas.

Ambos pasos adelante son una muestra de la evolución y progreso del hombre, de sus ganas de vivir y perdurar a lo largo de los siglos. La luz tan común en nuestra vida existe hace poco más de 200 años, si nos remontamos al inicio de la era después de Cristo, podríamos decir que el hombre ha vivido 1800 años en la penumbra. Y qué decir de la penicilina, una simple mucosidad en un niño de un año podía agravarse y convertirse en una infección pulmonar que acababa provocándole un fallo respiratorio con la horrible consecuencia, tan común en otra época, de la muerte a esa criatura. Gracias al extraordinario paso adelante de Fleming esa infección pulmonar se ha convertido en unos días algo latosos y después a correr de nuevo, memorable ¿verdad?.

Está claro que los pasos adelante que dieron Fleming o Edison solo están al alcance de unos privilegiados, pero cada uno de nosotros en la medida de nuestras posibilidades, debemos dar pasos hacia delante. No se trata de descubrir la gran fórmula matemática que sería capaz de repartir de manera sostenible la riqueza mundial en pos de una sociedad global más igualitaria cuyo fin sería erradicar la pobreza y la desigualdad, pero sí se trata de gestos y acciones de todos nosotros que sumados permitan dar un gran paso adelante. Desplazarse en transporte público o caminando, utilizar solo la luz que es necesaria, gestionar bien tus alimentos para evitar desperdicios, colaborar en el desarrollo y sustentación de los más necesitados son pasos adelante que quien más quien menos los da. 

Ahora bien, hay cierta clase de personas que en vez de dar pasos adelante dedican todos sus esfuerzos a dar pasos hacia atrás. Un empresario que ve como sus arcas engordan y para evitar repartir parte de sus ganancias a sus empleados anuncia que con la crisis el negocio no va bien, da un gran paso hacia atrás, su egoísmo lo acabará engullendo. Un político que con los poderes temporales que le conceden los ciudadanos se aprovecha de su posición para engañar y robar al pueblo, da un gran paso hacia atrás, su avaricia y mezquindad sin límites le provocará tal borrachera mitológica que terminará ahogándose en sus propios excrementos. Pero sobre todo, un paso atrás, sería volver a otorgar esos poderes temporales a esos grupos políticos corruptos por medio del voto. Un paso adelante colectivo, que sería un gran paso adelante si lo realizamos todos juntos, sería precisamente ese, no votar a los que dan pasos hacia atrás, no votar a los grupos políticos corruptos.

martes, 21 de octubre de 2014

COSAS QUE NUNCA CAMBIAN


Esta España carnavalesca en la que vivimos viene de lejos. Aquí la fiesta que vaya por delante. Si en un pueblo no hay dinero para pagar una escuela pública la solución es: que los niños cojan un autobús y se marchen a otro sitio a estudiar. Eso sí, la fiesta del pueblo ni tocarla, esos cuatro días son sagrados (propongo la solución contraria, quedarnos con la escuela y que cojamos el autobús para ir de fiesta a otro sitio, ¿?). Es mejor gastarse cincuenta o sesenta mil euros en montar una plaza de toros maltrecha para que los jóvenes se diviertan corriendo delante de un puñado de vaquillas esos cuatro días y tres novilleros mediocres acaben descabellando a lo bestia a esos pobres animales que son la base de una celebración anacrónica, sangrienta e inhumana. Es mejor que cada noche una orquesta de música popular dé la tabarra hasta las cinco de la mañana mientras esos jóvenes se cogen una cogorza de miedo hasta que la cosa terminan a hostia limpia. Y mientras pasan esos cuatro días el populacho parece contento… ¿y luego qué?. Es mejor fomentar esa tradición tan de aquí a costa de no tener escuela (la educación, un termino muy aleatorio para los que deciden donde gastar el erario público), o de no tener una pequeña biblioteca con un par de colecciones de libros y varios periódicos, o de carecer de servicios sociales (algo que parece de otro planeta según donde), o de mantener un alumbrado y alcantarillado defectuoso durante décadas, o de olvidarse de las personas que habitan todo el año en esos pueblos… El pueblo es así, no hay dinero, quién quiera que se marche a la capital. Afirmación que he oído en varias ocasiones en diferentes lugares. 

Las fiestas del Rocío tan populares y tan de comparsa son un auténtico desastre. Miles de personas atraviesan la zona natural protegida más grande de Europa dejando tras de sí un asqueroso rastro de suciedad y desorden. El equilibrio natural tan delicado de Doñana se desmorona en un plis-plas. Pasan cantando y bebiendo alegremente como si la mismísima virgen les esperase al otro lado de las marismas con las puertas de cielo abiertas. Y luego no hay dinero para los libros escolares de sus hijos…

La inauguraciones de cualquier celebración o evento político son tan espectaculares, en esta nuestra querida España, que si viniera Steven Spielberg se quedaría asombrado al darse cuenta que la entrega de los Oscar es una nimiedad comparado con estas inauguraciones: 

Grandiosa exposición en el Museo de la Artes y de las Ciencias de Valencia, asistirán cientos de personalidades…, el catering corre a cargo de…, la velada se prolongará hasta la madrugada con la actuación…

El MNAC de Barcelona celebra su cincuenta aniversario por todo lo alto. La plana mayor de la política y empresarios disfrutará de una cena suntuosa elaborada por el súper cocinero mundial…

La obra social (bonita manera de limpiar dinero) del banco de turno, inaugura gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Madrid un nuevo y precioso edificio destinado a… más de mil ilustres invitados de varios países…

Y esto es más o menos lo que se ve, miedo me da imaginar y mucho más miedo me daría saber las cantidades ingentes de nuestro dinero público destinado a estas celebraciones faraónicas y a la manutención extra-lux de nuestros políticos sobretodo si tenemos en cuenta los increíbles índices de paro y pobreza que sufrimos desde hace años. Al parecer, hay cosas que nunca cambian.

Parece claro que la fiesta es algo que nos define y nos caracteriza. También parece claro que toda Europa nos ve como lo que somos, unos fiesteros sin cabeza que se gastan sus cuatro euros en verbenas y guateques, y luego piden más ayudas al resto de países europeos. Eso sí, cuando vienen a pasar el verano los ingleses, alemanes, holandeses o franceses disfrutan como enanos y a todos les encanta España, pero pasados esos días, adiós muy buenas. Además de puta ponemos la cama. En eso nos hemos quedado y visto lo visto parece que a nuestros políticos ya le parece bien, ellos a forrarse y el pueblo llano y aborregado a aplaudir esas maravillosas fiestas populares y tradicionales repartidas a lo largo y ancho del territorio español.

martes, 14 de octubre de 2014

BUÑUEL Y SU ÚLTIMO SUSPIRO

Decía Umbral que Luís Buñuel viene de esa veta española y rara que es la "sutil tosquedad", la tosquedad cultivada como una sutileza, veta en la que están Berceo, Sancho Panza, Galdós, Baroja y Cela de vez en cuando (cuando le conviene). Es como coser un botón con un clavo, el caso es que el botón queda bien cosido  y hasta hace bonito.

Las memorias de Buñuel escritas por él mismo, Mi último suspiro, nos descubren situaciones vitales del cineasta universal, uno de los grandes novelista del siglo XX, si se entiende novelista como inventor de historias, que ya es mucho entender.

Una vez, en Madrid, Dalí, Lorca y Buñuel se reunieron en el sótano de un café, donde Lorca quería leer a sus dos amigos, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. Lorca leía muy bien. Terminado el primer acto, Buñuel le dice:

-Déjalo, Federico. Es una mierda.

Federico les mira emblanquecido. Y Dalí:

-Tiene razón Buñuel. Es una mierda.

Así ha ido Luis Buñuel por la vida. Dalí y él hicieron El perro andaluz (el guión) en Figueras, en casa de Dalí. Sólo se trataba de ir inventando cosas por turno. Y sólo cuando una cosa les entusiasmaba a los dos, la metían en el guión. Los surrealistas franceses, pilotados por Breton, en seguida hicieron suya la película. Pero el guión se lo dio Buñuel a una revista no surrealista, y entonces, le formaron consejo de guerra en casa de Breton y le exigieron que fuera a la revista con un martillo a romper las planchas, porque aquello sólo podían publicarlo ellos. Así lo hizo Buñuel, pero la revista ya estaba tirada. Buñuel es el hombre directo que hace observaciones insólitas y evidentes como ésta, muy de esa veta de "sutil tosquedad":

-Lo que tenían los surrealistas es que eran todos muy guapos.

Buñuel amaba a su madre que había perdido totalmente la memoria, en Zaragoza, de modo que él podía entrar en el saloncito de casa cuantas veces quisiera, en el mismo día, que ella siempre le recibía como nuevo y recién llegado, muy contenta. Es lo que Breton hubiese llamado "el azar objetivo". Cuando uno es surrealista, le pasan cosas surrealistas hasta con su madre. En la legendaria Residencia de Estudiantes de Madrid, mientras los del 27 hacen diarios alardes de talento, Buñuel escala la fachada del edificio, para probar que está en forma. Dice que se ha pasado la vida echando pulsos por los bares a todo el mundo. Buñuel es el español que en seguida quiere irse de España, y se mira a sí mismo como meteco en París. En el clima violento de la América hispana se encuentra a gusto y en paz su natural violencia de hombre bueno. En la guerra civil española, llora al ver cómo desfila por Madrid un ejército de campesinos y armados con palos, espingardas y así. Por Buñuel nos enteramos de algo poco sabido: que Valle-Inclán quiso hacer una película. Buñuel tuvo asimismo el proyecto de realizar un filme con varios cuentos de Gómez de la Serna, a quien admira mucho, y cuando abandona el proyecto por otro más urgente (esto pasa mucho en el cine), Ramón se siente muy decepcionado. Eso que hemos salido perdiendo (o ganando) todos.

Luis Buñuel, uno de los últimos representantes de ese pintar acuarelas con una escoba, de esa sutil tosquedad o ruda sutileza que, en ocasiones, es España misma.


martes, 7 de octubre de 2014

CORAZÓN DE ULISES


Safo de Lesbos, la poetisa griega, fue la primera mujer que escribió abiertamente sobre la atracción sensual entre mujeres. Vivió en el siglo VI antes de Cristo en la isla de Lesbos y fue admirada no solo por su poesía, sino también por su belleza: Platón la llamó "la décima Musa" (el apodo alude al renombre de la poetisa dentro del mundo griego y su poesía erótica y delicadamente carnal, es una de las más sorprendentes de la antigua Grecia). Safo escribió en dialecto eolio, ya me gustaría conocer ese dialecto tiene que ser precioso, con ese nombre… Inventó los versos sáficos, rebosantes de armonía, y también los versos eólicos, especie de armonía para el canto y un instrumento de música llamado "pectis", pura poesía, hasta la puesta en escena. De sus nueve libros de poesía solo dos se conservan completos: "Oda a la mujer amada" y "Oda a Afrodita". 

Los fragmentos que hoy conservamos de sus poemas indican que Safo enseñó su arte a un grupo de mujeres jóvenes, con las que mantuvo una estrecha relación y para las que compuso sus odas nupciales cuando la abandonaron para casarse. El poeta Anacreonte (mediados del siglo VI a.C., es decir, una generación posterior a Safo), afirmaba, en referencia a este grupo, que Safo sentía un amor sexual por las mujeres; de ahí proceden los términos lesbianismo y safismo, que aluden a la homosexualidad femenina.

Safo ha inquietado y enamorado desde la antigüedad a los poetas y estudiosos de la literatura clásica: nunca en toda la historia de la poesía a existido una palabra tan sensual como la que contienen los versos de esta poetisa y pocos han sabido escribir del amor como ella lo hizo. Su fama fue enorme durante siglos y llegó hasta la modernidad convertida en un ser casi mítico.

En la historia la soberbia ha destruido imperios, tremendos odios han derrumbado culturas enteras, pero sea como fuese las palabras, la sensualidad y el enamoramiento de la bella Safo han resistido milenios. Tan sencillo como lógico para convivir: diálogo, sensibilidad y amor. 

“Unos dicen que lo más bello sobre la tierra son los jinetes de Tropel, otros que la infantería y otros que la flota; pero yo digo que es lo que uno ama“. 
Corazón de Ulises, Safo.


lunes, 29 de septiembre de 2014

CIUDADES DICHOSAS


Siempre he sentido admiración por esas ciudades embrujadas en las que el "ambiente" social y cultural se respiraba por los cuatro costados. Un constante florecer de ideas como si permaneciera en una eterna primavera, latía vivamente en cada esquina. Ciudades libres, culturalmente diversas, con una agitada vida social, generadoras de conocimiento e ideas, mundanas, universales, humanas, tolerantes, brillantes, efervescentes, alegres, vivas, sensibles y enamoradizas. Ciudades en las que todos sus habitantes sienten esa palpitación que las hace tan humanas. Ciudades en las que la gran masa social está unida por un "no se qué" de "buen rollo" y el ánimo colectivo tan contagioso flota en el aire.

Esta ciudad, y hablo por propia experiencia comparando otras ciudades de Europa y otros continentes, existió en el Madrid en los años ochenta. También existió en la Barcelona de los noventa y en el Berlín de los inicios del siglo XXI. Esto solo por poner un ejemplo de las últimas décadas y no remontarnos demasiado al París de los veinte o al Londres de ¿…?. Fueron momentos fascinantes, décadas brillantes e irrepetibles. Darse un paseo hoy en día por el París carrinclón o el insípido Londres solo puede seducir a un visitante tuerto. Lo mismo se podría decir de Madrid o Barcelona, ciudades que han perdido su encanto envolviéndose en un manto de mediocridad cada vez más clasista. Ambas ciudades tienen las mismas obsesiones, o mejor dicho, sus gobernantes. Las dos quieren ser el centro del universo, las dos montan uno o dos eventos de "modernillos" al año para aparentar un falso cosmopolitismo y las dos son expertas en aplicar políticas antisociales.

Estoy harto de estos reyezuelos zafios que gobiernan nuestros destinos, cada uno con su propios y particulares intereses incapaces de crear un clima social adecuado para que la ciudadanía viva en concordia y mínimamente contenta, primera función de un político. Estoy cansado de ver como cada día los medios de comunicación totalmente mediatizados crispan a los ciudadanos con el beneplácito de los poderosos y regentes de turno. En el fondo, y últimamente también en la forma, están deseando que vuelva el feudalismo, ¡viva la Edad Media!, ¡volvamos al servilismo!, es lo único que les falta proclamar. Todos quieren tener su reino, con siervos incluidos que son manejados como títeres sin cabeza fascinados al escuchar las palabras de su líder. Reniego de los feudos ilícitos e invisibles (cada vez más visibles) que están ahí y por extensión de las naciones que actúan como feudos legales. 

El principal cometido de nuestra vida, única y exclusiva, es vivirla. Somos afortunados de tener esa posibilidad. Allá cada cual si deja pasar su vida, lo más precioso y preciado que tiene, sirviendo al señor feudal dejándose contaminar por sus palabras, en vez de vivir en armonía con el resto de la sociedad.

Me gustaría vivir en una cuidad que ahora tuviera su momento efervescente, su tiempo de amistad, de fuerza, de seducción y de coalición social. Quisiera vivir en esa ciudad, sea cual sea, sin ningún tipo de prejuicios por no tener patria ni nación y dichoso de vivir en una sociedad humana, cohesionada, libre, borboteante, alegre y gozosa. Busco esa ciudad desesperadamente, esté donde esté.

martes, 23 de septiembre de 2014

NO DOGS, NO LADIES


Las tradiciones conservadoras atrofian el Reino Unido. La semana pasada una luz brilló en el horizonte y abrió una pequeña brecha de esperanza. En 1754 se crearon los estatutos del Sanctum sanctorum de los clubs de golf, el campo escocés de Saint Andrews, una pijada para la mayoría de los mortales, pero esto es lo de menos, simplemente es un dato situacional. En la entrada del anquilosado club ha permanecido gloriosamente colgada una placa durante 260 años con la siguiente inscripción escalofriante: no dogs, no ladies (prohibido perros y mujeres). La inscripción "tiene bemoles" o mejor dicho "tiene cojones", por la evidencia genital que lucen los autores de tan inoportuna frase. De esta arcaica y bárbara alocución se desprenden varios propósitos: los animales y las mujeres son despreciados por igual, se miden por el mismo rasero o tal vez no, para despreciar aun más a la mujer, el perro va delante en la inscripción como si tuviera cierta primacía sobre la mujer, sabido es que a los ingleses les apasionan los perros al parecer más que la mujeres. También se desprende de esta perorata un machismo irrespirable recubierto de casi tres siglos de polvo conservador, el mismo polvo que tapiza el Reino Unido.

De los 2400 socios (todos de sexo masculino que no heterosexuales, quizás justo lo contrario, de ahí la placa) el 85% votó a favor de admitir mujeres en sus salones. ¡Qué proeza!, congratulacions, luego cualquiera critica la sumisión y desprecio con que tratan algunas religiones a la mujer si en el corazón del Reino Unido, el país más democrático del mundo (eso dicen ellos), todavía nos andamos con estos cuentos de terror que ni el mismísimo Poe. Y es que el clasicismo y el clasismo conservador están de moda. El que es rey quiere mantener su reinado y que mejor manera de hacerlo que siendo conservador, evitando que las normas, las leyes y las políticas cambien para que todo siga igual. Por otro lado el que no es rey y ve perspectivas de llegar a serlo desea lo contrario, que las cosas cambien para que él pueda ser rey de su nuevo reino. Pero claro, una vez se proclama nuevo rey ya no quiere más cambios, quiere conservar lo que tiene y vuelve el inmovilismo para conservar su nuevo reinado gobernado por él. Es la historia del hombre, la codicia y la obsesión por el poder no tiene límites, pero esto es otra historia.

La placa ya no está. La mujeres ya pueden entrar en Saint Andrews.  Pero esas palabras están grabadas en la memoria de muchas mujeres que chocaron contra ella cuando pretendían entrar en la casa club de Saint Andrews. Fases como: “ni siquiera dejaban pasar a nuestras esposas”, "tengo una entrevista que hacer y no he podido entrar˝, "he llegado y el guardia me ha señalado la placa sin decir nada y no me ha dejado pasar", "iba con mi marido, esta lloviendo y a mí no me han permitido el paso. Me he tenido que quedar fuera mojándome˝, eran habituales.

El cerrojo ante las mujeres ha tardado mucho en abrirse, y no es el único que sigue oxidado. Otros tres campos del Reino Unido (Muirfield y Royal Troon en Escocia, y Royal St. George en Inglaterra) solo admiten a socios hombres. En Estados Unidos también existe algunos clubs con la misma norma. Parece mentira que en el siglo XXI esto sea noticia. 
"La intuición de una mujer es más precisa que la certeza de un hombre", Rudyard Kipling.


martes, 16 de septiembre de 2014

SODOMIZACIÓN MASIVA


Nos hemos pasado la vida sodomizándonos unos a otros (unos más que otros) espiritual y delicadamente. Moralmente. El castellano está plagado de expresiones que le envían a uno tomar por la retaguardia de la manera más ruda o más sutil. La diferencia más notable desde que somos europeos y demócratas y hasta socialdemócratas algunos, consiste en que lo hacemos con profiláctico y no en crudo, que era la agreste costumbre. El profiláctico ha sido decretado artículo de primera necesidad, y lo es aquí más que en país alguno, dado el artesano uso de los bajos que metafóricamente hacemos unos de otros a cada momento. 

En el trabajo, en la calle, entre amigos y enemigos, en la política, nos pasamos el día sodomizándonos, aunque no sexualmente (tendría otro aliciente), y en general, el de arriba al de abajo. Ya que los de arriba nos lo hacen, que nos lo hagan con profiláctico. Con el profiláctico de los buenos modales, la oportuna educación y el saber estar, aunque en el fondo sin respeto. 
Recientemente hemos padecido una campaña de información para que los usuarios puedan "leer" el recibo de la luz y averiguar que compañía es más ventajosa para él dentro la fingida oferta de compañías. Quiere decirse que los monopolistas de la electricidad han estado sodomizándonos económicamente, con o sin goma, durante toda la vida, pues nunca hemos sabido qué conceptos eran los que pagábamos además de ir subiendo sus precios muy por encima de lo que sería lo lógico, al menos para el sodomizado. La citada campaña de información, por parte de las compañías, equivale al profiláctico moral con que ahora nos introducirán el recibo en casa más suavemente. Y como no queremos vivir en cavernas, pues a tragar.
Hacen falta muchos profilácticos de este tipo, sí, en la vida española. Y es un detalle por parte de los de arriba, que se están haciendo europeos con gran aprovechamiento y por fin recurren a la goma o la mantequilla o la vaselina, que espiritualmente duele menos. Cuando a los sodomizadores se les acumula el trabajo (por ejemplo ahora, con la crisis, la corrupción, el paro y los nacionalismos), nos sodomizan el alma y la mente día y noche mecánicamente, como auténticos robots. De tanto sodomizarnos sin descanso, sería mejor que fueran robots de verdad, se lo hacen más aséptico, que es importante por si falla la goma.
"Arreglaremos la economía en dos años". "¿Se han pagado sobresueldos? Sí, como en todas partes…". "Tenemos que conseguir que los españoles confíen en que la política es limpia", "Cuando gobierne el paro volverá a sus niveles más bajos", ha dicho Mariano Rajoy. "La consulta debe producirse en cualquier caso. Si se autoriza mejor. Si no, la haremos igualmente". " No descarto la declaración unilateral de independencia", ha dicho Artur Mas. "El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual…". "Nos quieren confiscar la victoria y también nos quieren robar la honorabilidad", "Yo trabajo por y para Cataluña", ha dicho Jordi Pujol. Todas estas frases son lo que se llaman un misil espiritual, y nada tan fálico y lascivo como un buen misil embadurnado de vaselina.
Habíamos llegado a un punto en que las gomas se adquirían en los mercadillos callejeros, en los lavabos de los bares y en la salida del súper, dada la prisa que al español le entra a veces por molestar a otro español. Pero el Ministerio del ramo ha saneado todo esto y ahora nos lo van a hacer con garantías higiénicas. Uno lleva toda la vida aguantando en crudo y por eso agradece que los dirigentes se lo hagan más fino. No sabía yo que Europa nos iba a entrar por ahí.

martes, 9 de septiembre de 2014

ESPACIO-TIEMPO


Seguimos siendo insignificantes si nos comparamos con la infinidad del universo, significamos menos que una gota de agua en un océano de cinco mil kilómetros. El tamaño y las distancias son tan descomunales que somos incapaces de representarlas mentalmente y mucho menos materialmente, esto es, no tenemos ni idea de lo que hablamos ya que todo lo que conocemos tiene un significante (lo material, lo que vemos y tocamos) y un significado (la representación mental de lo material). 

Si miramos al cielo en una noche estrellada alcanzaremos a ver algunas estrellas (solo algunas) que componen el universo. Cualquiera de ellas está a una distancia de varios millones de años luz, pongamos por ejemplo tres millones de años luz, o lo que es lo mismo: las distancia que separa esa estrella del planeta Tierra es de tres millones de años viajando a la velocidad de 300.000 kilómetros por segundo (¿…?). Si tenemos en cuenta que la distancia entre Madrid y Nueva York son unos 5.700 kilómetros que cubrimos en unas 8 horas de avión, la distancia de tres millones de años viajando a 300.000 kilómetros por segundo es imposible de representar, no somos capaces de comprender el significante ni el significado de esta distancia. Un pequeño dato, el Sol está a unos ocho minutos luz, ocho minutos viajando a 300.000 kilómetros por segundo. Es bochornoso, apabullante, desbordante.

Para rematar el asunto de nuestra insignificancia sería conveniente añadir que además lo que vemos no es real. Me explico; cuando en las noticias dicen que el súper mega telescopio de turno situado el la Guayana Francesa o en cualquier otro lugar recóndito y paradisiaco, porque siempre están situados en lugares que te hacen pensar en la vidorra que se llevarán los astrofísicos que trabajen en el lugar, incluso piensas que eso de mirar por un telescopio no parece un trabajo muy duro, ni tampoco sufrirán una jornada maratoniana de ocho o nueve horas diarias trabajando a destajo, más bien al contrario, de hecho para anunciar un eclipse al año o el nacimiento de una nebulosa, pongamos MCS54, (tienen esos nombres raros), no hace falta trabajar mucho… Bueno a lo que iba, cuando en las noticias anuncian a bombo y platillo en nacimiento de una nueva estrella y muestran unas imágenes de colores chillones (si miramos al cielo todo parece en blanco y negro, pero dicen que esos colores se aprecian cuando se hace una fotografía con una exposición muy larga, parece un dogma de fe, algo imposible de ver con tus propios ojos) de miles de estrellas envueltas en una nube traslúcida de color rosácea, en fin, algo muy chulo que no entiende nadie pero que se ve muy bonito, esa preciosa joya del universo que estamos viendo en realidad no es real. Bueno, es real y no lo es a la vez. Me explico: para tomar esa fantástica foto las lentes de la cámara han captado unos haces de luz que representan esa imagen que vemos, pero si esos haces de luz que capta la cámara tardaron en llegar a las lentes de la cámara tres millones de años (que es el tiempo que necesitaron esos haces de luz en cubrir la distancia que separa esa nueva estrella de la Tierra desplazándose a 300.000 kilómetros por segundo) quiere decir que esa imagen que vemos es antigua, exactamente unos tres millones de años, "el timo de la estampita" que diría mi abuela. Esto quiere decir que en el mismo instante que se tomó la fotografía esa nueva estrella es totalmente diferente a como la vemos, la vemos como era hace tres millones de años. De hecho, jamás podremos verla "en directo", eso si que es una paradoja espacio-tiempo. Para verla como sería en la actualidad tenemos que esperar otros tres millones de años, casi nada, hasta que esos haces de luz vuelvan a llegar a nosotros. 

Ahora imaginemos esta situación pero al contrario. Otro planeta (lo llamaré Crasty) habitado con un tipo de vida similar a la nuestra y situado a doce millones de años luz. Los "crastyanos" con un súper telescopio han descubierto una nueva estrella, para ellos es MDR28 por ejemplo, y para nosotros esa estrella es ni más ni memos que el Sol. Dicen que el Sol tiene una vida de cinco mil millones de años y que le quedan otros tantos para morir en términos de combustión, por decirlo de alguna manera. Algo antes de que llegue esa fecha, es evidente que la vida en la Tierra se extinguirá, es una pena pero son las leyes de la naturaleza. Volvamos a ese planeta, Crasty, que ha descubierto el Sol, imaginemos que tomaron la foto ayer, eso quiere decir que tienen una instantánea del Sol y los planetas que lo circundan, entre ellos la Tierra, con una antigüedad de doce millones de años, si tenemos en cuenta que las civilizaciones egipcias tuvieron su esplendor hace cuatro o cinco mil años es difícil imaginar cómo era la Tierra hace doce millones de años. En fin, esto parece un expediente X, me pregunto como será el planeta Crasty y si su estrella, la que les da vida y calor durará más de cinco mil millones años. Parece difícil encontrar vida tan lejos, todavía más teniendo en cuenta esa distorsión espacio-tiempo. Imaginemos que los habitantes de Crasty han decidido venir a la Tierra, cosa que me parece inaudita observando la distancia de doce millones de años luz, no puede ser, es imposible viajar doce millones de años y menos todavía a la inaudita velocidad de 300.000kilómetros por segundo. Hagamos un esfuerzo de ingenio. Imaginemos que los audaces "crastyanos" tienen una tecnología mucho más avanzada que la nuestra y construyen una gigantesca nave espacial tan grande como una ciudad, con todos los recursos necesarios para vivir sin problemas en esa nave igual que en una ciudad de unos cincuenta mil habitantes. Salen disparados en dirección a la Tierra esperando encontrarse un maravilloso planeta (que lo es, al menos de momento), pero claro, viajan a la mitad de la velocidad de la luz, que ya es mucho, 150.000 kilómetros en un segundo (unas tres vueltas a la Tierra en un segundo), ni el mismísimo Fitipaldi sería capaz de semejante proeza. Eso quiere decir que los "crastyanos" tardarían unos 24 millones de años en llegar a la Tierra siempre y cuando no tengan problemas añadidos, que casi con seguridad los tendrían (un motor de fusión térmonuclear que falla, un vidrio de condensación atómica que se agrieta y hay que parar para cambiarlo, etc,). Supongamos que al final tardan 25 millones de años en llegar, tal vez de la imagen que tenían de nuestro planeta y la que se encuentran ha cambiado tanto que deciden volver a Crasty. En fin, no es para desilusionar a nadie, pero esa utopía de vivir en otros planetas de otras galaxias con otras estrellas parece más bien una fábula que una realidad, solo que esto no lo dicen, de ilusión también se vive. Mejor quedarse, disfrutar aquí y ahora, y vivir cada momento único pero no irrepetible, eso depende de donde esté el observador.




martes, 2 de septiembre de 2014

IDEOLOGÍA NACIONALISTA


Decía Orwell que sus mejores libros nacieron de una motivación política y el tiempo ha demostrado que no le faltaba razón en esta aseveración. Su obra Homenaje a Cataluña es una narración de sus vivencias en la Guerra Civil española desde su llegada a Barcelona en diciembre de 1936 hasta su huida casi un año después. La honestidad y el coraje con el que Orwell narra lo que vio y vivió lo convierten es un poderoso manifiesto por el hombre y contra las idealizaciones que acaban conduciendo inevitablemente al terror. Otras de sus obras con tinte político es Notas sobre el nacionalismo, libro coetáneo y seguramente ininteligible para los nacionalistas porque "la ideología nacionalista lleva no solo a aprobar las barbaridades cometidas al margen de la ley en su propio lado sino que tiene una extraordinaria capacidad para ni siquiera oír hablar de ellas", tal como apunta Orwell.

Los nacionalistas rechazan los valores alejados del sentimiento separatista y de criterios opuestos a sus tejemanejes patrióticos. Orwell vuelve a acertar cuando dice en Notas sobre el nacionalismo: “Todo nacionalista se obsesiona con alterar el pasado... Hechos importantes son suprimidos, fechas alteradas, citas removidas de sus contextos además de manipuladas para cambiar su significado”. Un claro ejemplo de las muchas manipulaciones selectivas realizadas en Cataluña a la que han dedicado monumentos, congresos, libros, museos y programas televisivos para asentar visual y moralmente en el colectivo social esa falsedad, ha sido convertir la guerra de Sucesión dinástica de la Corona española de 1714 entre Borbones y Austrias, en una guerra civil de victimización de catalanes, como si Cataluña hubiera perdido una guerra, cuando en realidad no la hubo por razones de país, sino por apoyar a un rey o a otro.

Eugeni d'Ors, quizá el mejor escritor catalán del siglo XX, era profunda y ampliamente europeo, hasta el punto que diagnosticó la Primera Guerra Mundial diciendo lo siguiente: "Esto es una guerra civil". En cambio el nacionalista no es nada europeo, sino que vive y muere pendiente únicamente de "su nación".

Por desgracia, queridos Orwell y d'Ors, lo que más duele es ver cada vez más catalanes con el ánimo sacudido por esa división entre buenos y malos catalanes según sea el grado de simpatía por el independentismo, como si fuera normal ser nacionalista y anormal no serlo. De manera tal que una frontera divisoria nunca vista desde la dictadura ha separado amigos, familiares y conocidos, ilusiones y proyectos comunes. Los no nacionalistas están siendo apartados como insectos molestos y peligrosos. Sin violencia física, como les gusta justificar; con intimidación solo psicológica, pero violencia al fin, miden el grado de catalanidad con baremos tan infantiles, por no llamarlos racistas, como el nivel de catalán de sus ciudadanos, el partido al que pertenecen, la bandera que cuelgan en su balcón, los libros que compran y su sentimiento de independencia. Conozco a más de uno y de dos profesores de universidad pública que han engrosado las listas del paro por su aversión independentista en favor de otros que demuestran su nacionalismo catalán con soberbia.

En contraste con este nubarrón nacionalista que ha provocado una herida dentro y fuera de Cataluña, encontramos esa Barcelona que tocamos con mano trémula y añeja en cualquier esquina del Barrio Gótico, aquel novecentismo de Casas, Sert, Picasso, el Port Lligat de Dalí, el mediterráneo de Miró, el europeísmo de Tàpies, el ribereño de Espriu, el gris de Josep Pla, el universal de Gimferrer, el sacralizado de Brossa, la flora submarina del Parque Güell, el deleitoso Vázquez Montalban y el genial Juan Marsé hacen que este escrito no sea más que un canto de amor frustrado a Catalunya.

martes, 26 de agosto de 2014

BATALLITAS DE VERANO


Se acerca el final de las vacaciones, comienza el mes de septiembre, los negocios vuelven a despertar de su letargo veraniego y en breve, los colegios llenarán sus aulas con el futuro de la humanidad. La calles se atestarán de coches, camiones y autobuses, la contaminación volverá a sus niveles máximos. Los madrugones irán cayendo uno detrás de otro de manera inapelable, pero aquí estaremos para contarlo. Eso es lo más importante, estar aquí.

Todavía algunos estarán disfrutando de sus últimos días de vacaciones sin obligaciones laborales, pero sí con otro tipo de obligaciones. Parece que nos gusta crear obligaciones, cuando nos libramos de una, inventamos otra… ¿por qué será?. Otros, hace tiempo que volvieron ya de sus días de descanso, que tampoco han sido de descanso, asunto que merecería una extensa reflexión, pero ahora no viene al caso. Los que ya hemos vuelto, vemos esos días como algo ya pasado y en las "tertulias del café mañanero" o "coffee break", nos contamos las batallitas correspondientes.

Tras su vuelta de vacaciones, un conocido me contó algo que le llamó la atención cuando disfrutaba de unos días en Miami, Estados Unidos (remarco el país porque hay más de un Miami y aunque lo lógico es pensar en Estados Unidos, uno no puede estar seguro del pensamiento único, como es lógico). Una vez aclarado el destino vacacional vuelvo al asunto. Me contó que una mañana al levantarse sintonizó la radio, movió el dial sin ninguna preferencia hasta que paró y comenzó a escuchar una lista de precios de un supermercado con extremada lentitud y pulcritud, con la clara intención de dejar muy claro lo dicho. Me imagino que sería algo así: "el kilo de merluza a ocho con noventa (…), una docena de huevos tamaño ele (L) a uno con ochenta (…), la caja de galletas tostadas Maria a dos con quince (…), el paquete de ocho rollos de papel higiénico de doble capa esta semana está de oferta a cuatro con treinta (…), el lavavajillas Fairy de un litro a tres con diez (…) y así una o dos horas sin tregua, todo muy profesional, muy serio. 

Esta fabulosa cadena de radio también lee libros, sin prisa, pausadamente y con claridad. Libros de todo tipo, policiacos, de aventuras, históricos, clásicos… Además los interpretan, hay diferentes voces para cada personaje, una voz para el narrador, otra para el protagonista, otra para su novia, otra para el malo… las que haga falta. Maravillosa idea ya empleada antaño. 

En esta radio también se leen recetas de cocina y estas a un ritmo todavía más lento del habitual, con pausas prolongadas, invitando a la persona que escucha a cocinar a medida que van recitando la receta, maravillosa idea.

De los días que pasó en Miami mi amigo, no hubo uno solo que dejara de sintonizar esta cadena. En una ocasión mientras se duchaba y se acicalaba para salir a cenar, se quedó quieto durante unos minutos, escuchando como John Silver "el largo" planeaba un motín mientras el joven Jim permanecía oculto dentro de un tonel enterándose por casualidad del malévolo plan para hacerse con el barco en la apasionante lectura de La isla del tesoro de R. L. Stevenson.

Supongo que esta ocurrente cadena de radio tendrá una variada programación que desconozco. En principio va dirigida a oyentes que ya tienen una edad. Quizá esa franja de edad sea variable dependiendo de los gustos, aficiones y necesidades de cada persona y de la programación. Lo que si parece claro es que potencia y activa la imaginación, además sugestiona la mente de quien la escucha, asunto este muy interesante, incapaz de apreciarse en la mayoría de cadenas de radio existentes que se rinden a sus mecenas con una programación lamentable.

martes, 22 de julio de 2014

LA MARCHA REAL DE PAQUITO


Benito Pérez Galdós narra en sus escritos cómo llegó a España la "Marcha Real", el himno vigente. La historia es más o menos así: al parecer, la cuestión viene de una reunión del rey de Prusia, Federico “El Grande”, (el apodo viene más por la grandiosidad casi divina que por el tamaño corporal) con el embajador del rey Carlos III de España en sus dominios, el marqués de Sotomayor, para discutir sobre tácticas militares ya que el rey prusiano tenía fama de ser un gran estratega militar. En un momento de la reunión, el español se atiene a aconsejar al prusiano sobre asuntos de pericia militar, a lo que el prusiano responde un tanto airado y sarcástico exponiendo que "su táctica en batalla es la española, la aprendió en la magna obra del marqués de Santa Cruz de Marcenado, que usted, como general, conocerá sin duda"

El español algo turbado intentó replicar. El prusiano para zanjar el asunto y cambiar de tema cogió una partitura que tenía en su mesa y se la dio al español diciendo: "Esta es una marcha compuesta por un gran músico alemán. Yo la considero obra maestra por su brevedad, solemne y grandiosa. Llévela usted de mi parte a su majestad católica para que la adopte como himno en los actos palatinos". Y así acabó, allá por el año 1770, la partitura del himno de España en las manos de Carlos III , que hizo caso a la petición del prusiano. 

Sin duda este puede ser el origen del himno español, pero como siempre tengo tendencia a la duda y a cuestionarme otra opción, dejaré abierta la puerta a diferentes interpretaciones. Vaya por delante el beneplácito de Galdós. 

Una de estas opciones me la mostró un conocido, un chico joven de menos de treinta años, enérgico, alegre y vivaracho, al que le gusta cantar. De vez en cuando suelta una tonadilla sin venir a cuento. Supongo que le pasará por la cabeza y la canta sin ningún prejuicio, para él es motivo de alegría y de vida, por lo tanto bien está. Hace pocos días nos encontramos en la puerta de un mercado y charlando del verano, me comentó que el himno de España tendría que ser "Paquito chocolatero". Esa canción popular que todos hemos cantado y bailado con alegría extrema en las fiestas de algún pueblo, tocada por la banda pachanquera de turno. Me lo dijo con un sentimiento y aplomo absolutos. Allí mismo, en mitad de la calle, mientras hablábamos, comenzó a cantar la canción a capela, sin complejos, con su voz rotunda. Incluso en un momento dado movió las caderas hacia delante y hacia atrás al compás de la canción, y yo mismo le acompañe en el movimiento casi de forma instintiva, automática. La rocambolesca  escena duró unos diez o quince segundos en los que la gente que pasaba cerca de nosotros nos miraba con una mezcla de condescendencia y jocosidad. Después del espectáculo nos despedimos deseándonos unas felices vacaciones de verano.

¿Y por qué no?. Mi colega, el cantaor callejero, tiene tanta razón o más que el mismísimo Carlos III. Qué mejor que una canción popular que conecta con los ciudadanos en su momento más dichoso, la época estival durante las fiestas del pueblo. Todos hemos disfrutado con esta canción, es divertida y afable. Cuando suena tenemos tendencia a hermanarnos, pasamos los brazos por lo hombros del que está cerca y bailamos todos juntos, sin diferencia de edades ni generaciones, cantamos y reímos. En definitiva, nos transmite alegría y vida. En cambio la "Marcha real", el himno actual, es casi una marcha fúnebre comparada con "Paquito chocolatero". El himno actual es severo, demasiado clásico y soporífero. Fue impuesto por un rey para su único y propio interés, sin tener en cuenta a los ciudadanos y haciendo oídos sordos a esa sensibilidad necesaria para gobernar por y para el pueblo. Si pudiera elegir una canción, un himno, que fuera la representación musical de una colectividad, que la identifica y que une entre sí a quienes la interpretan, tal como significa la RAE, elegiría "Paquito chocolatero".

Es tiempo de veraneo. Este verano me rendiré a Camus y a Muñoz Molina, a las Rias Baixas, a Oporto y a Las arribes del Duero, como casi siempre. Me rendiré al pulpo a feira, al Albariño y al Oporto, me rendiré al jamón ibérico y al queso puro de oveja. Me rendiré a la somnolencia deliciosa de las siestas veraniegas y de las noches largas y amigables. Este verano me rendiré a la alegría y a la vida, me rediré a "Paquito chocolatero".

Hasta finales de agosto, que disfrutéis del verano.

martes, 15 de julio de 2014

SI URBANO LEVANTARA LA CABEZA


El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, está de moda. Dicho así, parece algo áspero de digerir, "arzobispo" y "Canterbury" no son palabras muy actuales, pero si tenemos en cuenta que ese señor anunció recientemente que el próximo año en Inglaterra tendrán la primera mujer obispo, la cosa cambia. Por lo visto, estos día tuvo lugar una votación de obispos, clérigos y laicos (como les gusta diferenciar clases de hombres) en la sala de York, que fue retransmitida online a través de la web de la iglesia anglicana, una prueba más de que están de moda. Se votó a favor de permitir la ordenación de mujeres obispo. De los obispos: 37 votaron a favor, dos en contra y una abstención (siempre está el típico temeroso de Dios y también temeroso del hombre, en fin, temeroso hasta de su sombra). De los clérigos: 162 votaron a favor, 25 en contra y 4 abstenciones. Por último, de los laicos: 152 a favor, 45 en contra y 5 abstenciones. De estas votaciones se pueden sacar varias conclusiones: una amplia mayoría votó a favor, el grupo de obispos es mucho menor y exclusivo (justo lo que quieren) y los laicos fue el grupo con más votos en contra, asunto que no acabo de entender, porque si no profesas ninguna religión imagino que los preceptos que estas tengan te dan bastante igual, siempre y cuando no sean perjudiciales para el resto de personas y en este caso no lo parece.

Por otro lado, mientras las religiones controlan los hilos de la política y la economía y tienen un brazo civil para hacer cumplir sus mandamientos, rara vez dan muestras de tolerancia. El ejemplo del catolicismo es evidente: las religiones se hacen tolerantes cuando se debilitan, cuando pierden poder terrenal. Esto también se puede aplicar a los gobiernos actuales, si se sienten fuertes, sabedores de un gran poder económico en su entorno, intentan a toda costa imponer su criterio, caiga quien caiga; en cambio, si no tienen esa fortaleza son más transigentes y sociables. 

Un ejemplo fueron las Cruzadas. En el siglo XI, las ciudades más importantes del norte de Italia querían recuperar el control del comercio de Oriente. Los turcos controlaban los pasos marítimos y terrestres hacia los lugares santos y los centros de comercio. Para vencer este obstáculo se conjuraron los intereses mercantiles y los políticos del papa Urbano II, cuyo objetivo era controlar a toda la cristiandad mediante la dominación de la ciudad de Constantinopla, la actual Estambul, paso obligado entre Europa y Oriente. Así, como tapadera de este cúmulo de intereses con la magnífica excusa de recuperar los lugares sagrados de Oriente y proteger a los cristianos de esas zonas, Urbano promovió la Primera Cruzada. Hacia allá partieron miles de hombres embaucados para matarse con otros tantos miles de hombres al grito de "Deus lo volt" ("Dios lo quiere"). Esto es lo que ocurre cuando una religión fuerte (o algunos hombres en nombre de esa religión) controla los poderes políticos y económicos. Es evidente que podríamos decir lo mismo de un gobierno fuerte.

Parece ser que en Inglaterra la religión católica del siglo XXI no es la del siglo XI en Italia y después de diez siglos no está en su mejor momento, gracias a Dios, valga esta contrariedad. Me pregunto si al papa Francisco "la voz de Dios en la tierra" (impresionante y sobrenatural título) le parecerá bien que el próximo papa sea una mujer, visto lo visto es el siguiente paso. Por ejemplo y para continuar estando de moda, podría ser el papa Jessica I, o quizá la mama Jessica I.

martes, 8 de julio de 2014

ESENCIALMENTE HUMANO


Me cuesta enormemente entrar en terrenos pantanosos pero hoy haré una excepción teniendo presente en todo momento que estas arenas movedizas pueden engullir al mismísimo King-Kong con un simple suspiro.

El rechazo social hacia la clase política es más palpable cada día. Los políticos gozan de una horrenda fama y eso que lo más probable es que se parezcan mucho a quienes les votamos, quizá incluso demasiado; seguramente si fuesen muy distintos a nosotros no les elegiríamos para representamos en el gobierno. Solo los gobernantes que no llegan al poder por medio de elecciones generales (como los dictadores, los líderes religiosos o los reyes) basan su prestigio en que se les tenga por diferentes al común de los hombres. Como son distintos a los demás (por su fuerza, por inspiración divina, por la familia a que pertenecen o por lo que sea) se consideran con derecho a mandar sin someterse a las urnas ni escuchar la opinión de cada uno de sus conciudadanos. Eso sí, asegurarán muy serios que el verdadero pueblo está con ellos, que la calle les apoya con tanto entusiasmo que no hace falta ni siquiera contar a sus partidarios. 

En cambio quienes pretenden gobernar por vía electoral se presentan como personas corrientes, humanas, con los mismos vicios y problemas que la mayoría, pero también con una gran dosis de vanidad y arrogancia imprescindibles si se quiere liderar a millones de personas. Tienen el deber de exponer ideas para mejorar la gestión de la sociedad y tienen que aceptar la posibilidad de ser sustituidos si no son tan competentes como dijeron o tan honrados como parecían. Estos dos aspectos fundamentales en la actualidad no se cumplen, es evidente que esto produce un rechazo social hacia los políticos.

Por otra parte, los políticos hacen más promesas de las que sabrán que cumplirán (engañan), exageran el futuro y nosotros tenemos tendencia a creernos esas promesas. Es mejor desconfiar desde el principio y controlarles y cesarles cada cierto tiempo; lo malo es cuando se creen en posesión de la verdad y no hay modo de mandarles para casa.

Tenemos que saber mirar en perspectiva y reconocer que en todas las épocas se ha dicho que la política está peor que nunca, que la situación en la que vivimos es injusta y que el mundo es políticamente ingobernable. Y eso es así porque las sociedades humanas nunca han sido nada del otro mundo, sino de este mundo, y por lo tanto están llenas de defectos, de abusos y de violencia. Por esto, cualquier organización de los hombre que favorece acuerdos por su pertenencia a la humanidad (a todos los humanos) y no por su pertenencia a tribus (solo un grupo de humanos), es políticamente interesante. La diversidad de formas de vida es esencial pero asumiendo unas pautas de tolerancia y acuerdos para aunar esfuerzos y conseguir una diversidad de culturas que se nutren y evolucionan de manera común. Por eso es esencial rechazar los principios que enfrentan a unos hombres con otros: el racismo, que cataloga personas de primera, segunda o tercera; los nacionalismos feroces, que consideran que la identidad colectiva lo es todo y el individuo no es nada; las ideología fanáticas, religiosas o civiles, incapaces de considerar un sereno intercambio de opiniones y que exigen creer y respetar solo lo que ellos consideran verdad, etc.

No nos olvidemos, el hombre es esencialmente humano. Montesquieu dijo: "Si yo supiese algo que me fuese útil y que fuese perjudicial a mi familia, lo expulsara de mi espíritu. Si yo supiese algo útil para mi familia y que no lo fuese para mi patria, intentara olvidarlo. Si yo supiese algo útil para mi patria y que fuese perjudicial para Europa, o bien que fuese útil para Europa y perjudicial para el género humano, lo considerara como un crimen, porque soy necesariamente hombre, mientras que soy francés por casualidad ".

lunes, 30 de junio de 2014

LA SUSTANCIA CON LA QUE SE TRENZAN LOS SUEÑOS


No hay nada malo en que tengamos nuestros propios intereses, pero tampoco hay que renunciar a ellos siempre para dar prioridad a los de tu vecino. Los nuestros, desde luego, son tan respetables como los suyos y lo demás son cuentos. Pero si nos fijamos, la palabra "interés" viene del latín inter esse: lo que está entre varios, lo que pone en relación a varios. 

Nuestro interés siempre es relativo. Esto quiere decir que nuestro interés no es algo exclusivamente nuestro, como si viviéramos solos en un mundo sin humanos, aislados, sin tener relaciones humanas, no somos Robinson Crusoe. Nuestro interés nos pone en contacto con otras realidades tan "de verdad" como las nuestras.  De modo que todos los intereses que podamos tener son relativos según otros intereses, según las circunstancias, según leyes y costumbres de la sociedad en que vives; salvo un interés, el único interés absoluto: el interés de ser humano entre los humanos, de dar y recibir el trato de humanidad necesario sin el que no puede haber una "buena vida". 

Por mucho que pueda interesarnos algo, si miras bien nada puede ser tan interesante para nosotros como la capacidad de ponernos en el lugar de aquellos con los que tu interés te relaciona. Y al ponerte en su lugar no solo debes ser capaz de atender a sus razones, sino también de participar de algún modo en sus pasiones y sentimientos, en sus dolores, anhelos y gozos. Se trata de sentir simpatía por el otro, o si prefieres compasión, (ambas voces tienen etimologías semejantes, la una derivando del griego y la otra del latín), es decir ser capaz de experimentar en cierta manera al unísono con el otro, no dejarle del todo solo ni en su pensar ni en su querer, hacer el esfuerzo de entender que el otro es tan humano como tú y sus intereses son los tuyos también, aunque en un principio nos cueste reconocer que humanamente todos los intereses están relacionados y sus intereses también son los nuestros. Reconocer que estamos hechos de la misma pasta, a la vez idea, pasión y carne. O como lo dijo más bella y profundamente Shakespeare: "todos los humanos estamos hechos de la sustancia con la que se trenzan los sueños". Que se note que nos damos cuenta de ese parentesco y sirva para vivir humanamente mejor entre todos, ser capaces de empatizar con los demás y alcanzar intereses comunes que nos hagan potenciar la "buena vida". Recuerda inter esse (interés), relación entre varios.

miércoles, 25 de junio de 2014

LA NOCHE DE SAN JUAN


Son las doce de la noche. El cielo está nublado, oscuro, amenazador, la tromba de agua está apunto de descargar, tal vez aguante un poco más. Es tan impetuosamente real e ineludible que es como un ultimátum divino, todavía no llueve pero se puede oler la lluvia, se puede sentir, se puede respirar en el aire. Avanzo hacia mi destino conduciendo un coche por el litoral mediterráneo, tierra privilegiada, tierra de luz y de pasión, y miro esas negruzcas nubes que lo cubren todo; las estrellas, la vida de otros mundos, hoy no brillan. 

La noche es negra y cerrada, como la boca del lobo, y además el lobo siempre es perverso. De repente creo ver un destello, un fogonazo de luz entre la turbia oscuridad, un mal augurio, pienso: los relámpagos comienzan a caer, la tormenta está cerca. Los minutos pasan y sigo con esa percepción tan palpable y un poco angustiosa de tener que enfrentarme a un ser supremo, un ser todopoderoso capaz de aplastarte con un dedo sin apenas esfuerzo. Siento cierta soledad en mitad de la tempestad, igual que un navegante luchando con valentía y confiando ciegamente en su barco para salir vivo de un océano montañoso más propio de colosos que de humanos. Vuelvo a ver otro destello entre las nubes, el aguacero es inminente. Avanzo cerca de la costa y creo ver luces de colores en el cielo, estoy desconcertado. Se vuelve a repetir el fabuloso acontecimiento, esta vez lo veo con claridad: sobre un tapiz negro una luz brillante asciende hasta el cielo y estalla convirtiéndose en un ramo de cientos de luces rojas centelleantes que se esparcen como una flor de vida efímera. Una flor, unas luces que crecen en unos segundos hasta que se difuminan y desaparecen en el infinito. Sonrío e inmediatamente vuelo a ver el cielo iluminado, esta vez de destellos verdes vibrantes y azules violáceos. Es la noche de San Juan (la nit de Sant Joan) y a partir de las doce es la hora de la verbena (la revetlla). El precioso espectáculo se vuelve a producir una vez más, el cielo se ilumina de chirriantes luces de diferente colores, la noche adquiere un tinte alegre, se respira fantasía, mágicamente la boca del lobo se ha convertido en un paraíso nocturno. Lo que parecía la autopista al infierno es ahora el camino hacía el edén. 

Llego a mi destino después de más de dos horas constantes de cielos iluminados por maravillosos fuegos artificiales. Fue el viaje más deslumbrante, achispado y divertido que jamás he tenido. Todas y cada una de las localidades costeras del Mediterráneo que iba dejando atrás celebraron esa noche por todo lo alto. Era como estar en un sueño, era la noche de San Juan, una noche mágica.