martes, 26 de agosto de 2014

BATALLITAS DE VERANO


Se acerca el final de las vacaciones, comienza el mes de septiembre, los negocios vuelven a despertar de su letargo veraniego y en breve, los colegios llenarán sus aulas con el futuro de la humanidad. La calles se atestarán de coches, camiones y autobuses, la contaminación volverá a sus niveles máximos. Los madrugones irán cayendo uno detrás de otro de manera inapelable, pero aquí estaremos para contarlo. Eso es lo más importante, estar aquí.

Todavía algunos estarán disfrutando de sus últimos días de vacaciones sin obligaciones laborales, pero sí con otro tipo de obligaciones. Parece que nos gusta crear obligaciones, cuando nos libramos de una, inventamos otra… ¿por qué será?. Otros, hace tiempo que volvieron ya de sus días de descanso, que tampoco han sido de descanso, asunto que merecería una extensa reflexión, pero ahora no viene al caso. Los que ya hemos vuelto, vemos esos días como algo ya pasado y en las "tertulias del café mañanero" o "coffee break", nos contamos las batallitas correspondientes.

Tras su vuelta de vacaciones, un conocido me contó algo que le llamó la atención cuando disfrutaba de unos días en Miami, Estados Unidos (remarco el país porque hay más de un Miami y aunque lo lógico es pensar en Estados Unidos, uno no puede estar seguro del pensamiento único, como es lógico). Una vez aclarado el destino vacacional vuelvo al asunto. Me contó que una mañana al levantarse sintonizó la radio, movió el dial sin ninguna preferencia hasta que paró y comenzó a escuchar una lista de precios de un supermercado con extremada lentitud y pulcritud, con la clara intención de dejar muy claro lo dicho. Me imagino que sería algo así: "el kilo de merluza a ocho con noventa (…), una docena de huevos tamaño ele (L) a uno con ochenta (…), la caja de galletas tostadas Maria a dos con quince (…), el paquete de ocho rollos de papel higiénico de doble capa esta semana está de oferta a cuatro con treinta (…), el lavavajillas Fairy de un litro a tres con diez (…) y así una o dos horas sin tregua, todo muy profesional, muy serio. 

Esta fabulosa cadena de radio también lee libros, sin prisa, pausadamente y con claridad. Libros de todo tipo, policiacos, de aventuras, históricos, clásicos… Además los interpretan, hay diferentes voces para cada personaje, una voz para el narrador, otra para el protagonista, otra para su novia, otra para el malo… las que haga falta. Maravillosa idea ya empleada antaño. 

En esta radio también se leen recetas de cocina y estas a un ritmo todavía más lento del habitual, con pausas prolongadas, invitando a la persona que escucha a cocinar a medida que van recitando la receta, maravillosa idea.

De los días que pasó en Miami mi amigo, no hubo uno solo que dejara de sintonizar esta cadena. En una ocasión mientras se duchaba y se acicalaba para salir a cenar, se quedó quieto durante unos minutos, escuchando como John Silver "el largo" planeaba un motín mientras el joven Jim permanecía oculto dentro de un tonel enterándose por casualidad del malévolo plan para hacerse con el barco en la apasionante lectura de La isla del tesoro de R. L. Stevenson.

Supongo que esta ocurrente cadena de radio tendrá una variada programación que desconozco. En principio va dirigida a oyentes que ya tienen una edad. Quizá esa franja de edad sea variable dependiendo de los gustos, aficiones y necesidades de cada persona y de la programación. Lo que si parece claro es que potencia y activa la imaginación, además sugestiona la mente de quien la escucha, asunto este muy interesante, incapaz de apreciarse en la mayoría de cadenas de radio existentes que se rinden a sus mecenas con una programación lamentable.