lunes, 29 de septiembre de 2014

CIUDADES DICHOSAS


Siempre he sentido admiración por esas ciudades embrujadas en las que el "ambiente" social y cultural se respiraba por los cuatro costados. Un constante florecer de ideas como si permaneciera en una eterna primavera, latía vivamente en cada esquina. Ciudades libres, culturalmente diversas, con una agitada vida social, generadoras de conocimiento e ideas, mundanas, universales, humanas, tolerantes, brillantes, efervescentes, alegres, vivas, sensibles y enamoradizas. Ciudades en las que todos sus habitantes sienten esa palpitación que las hace tan humanas. Ciudades en las que la gran masa social está unida por un "no se qué" de "buen rollo" y el ánimo colectivo tan contagioso flota en el aire.

Esta ciudad, y hablo por propia experiencia comparando otras ciudades de Europa y otros continentes, existió en el Madrid en los años ochenta. También existió en la Barcelona de los noventa y en el Berlín de los inicios del siglo XXI. Esto solo por poner un ejemplo de las últimas décadas y no remontarnos demasiado al París de los veinte o al Londres de ¿…?. Fueron momentos fascinantes, décadas brillantes e irrepetibles. Darse un paseo hoy en día por el París carrinclón o el insípido Londres solo puede seducir a un visitante tuerto. Lo mismo se podría decir de Madrid o Barcelona, ciudades que han perdido su encanto envolviéndose en un manto de mediocridad cada vez más clasista. Ambas ciudades tienen las mismas obsesiones, o mejor dicho, sus gobernantes. Las dos quieren ser el centro del universo, las dos montan uno o dos eventos de "modernillos" al año para aparentar un falso cosmopolitismo y las dos son expertas en aplicar políticas antisociales.

Estoy harto de estos reyezuelos zafios que gobiernan nuestros destinos, cada uno con su propios y particulares intereses incapaces de crear un clima social adecuado para que la ciudadanía viva en concordia y mínimamente contenta, primera función de un político. Estoy cansado de ver como cada día los medios de comunicación totalmente mediatizados crispan a los ciudadanos con el beneplácito de los poderosos y regentes de turno. En el fondo, y últimamente también en la forma, están deseando que vuelva el feudalismo, ¡viva la Edad Media!, ¡volvamos al servilismo!, es lo único que les falta proclamar. Todos quieren tener su reino, con siervos incluidos que son manejados como títeres sin cabeza fascinados al escuchar las palabras de su líder. Reniego de los feudos ilícitos e invisibles (cada vez más visibles) que están ahí y por extensión de las naciones que actúan como feudos legales. 

El principal cometido de nuestra vida, única y exclusiva, es vivirla. Somos afortunados de tener esa posibilidad. Allá cada cual si deja pasar su vida, lo más precioso y preciado que tiene, sirviendo al señor feudal dejándose contaminar por sus palabras, en vez de vivir en armonía con el resto de la sociedad.

Me gustaría vivir en una cuidad que ahora tuviera su momento efervescente, su tiempo de amistad, de fuerza, de seducción y de coalición social. Quisiera vivir en esa ciudad, sea cual sea, sin ningún tipo de prejuicios por no tener patria ni nación y dichoso de vivir en una sociedad humana, cohesionada, libre, borboteante, alegre y gozosa. Busco esa ciudad desesperadamente, esté donde esté.

martes, 23 de septiembre de 2014

NO DOGS, NO LADIES


Las tradiciones conservadoras atrofian el Reino Unido. La semana pasada una luz brilló en el horizonte y abrió una pequeña brecha de esperanza. En 1754 se crearon los estatutos del Sanctum sanctorum de los clubs de golf, el campo escocés de Saint Andrews, una pijada para la mayoría de los mortales, pero esto es lo de menos, simplemente es un dato situacional. En la entrada del anquilosado club ha permanecido gloriosamente colgada una placa durante 260 años con la siguiente inscripción escalofriante: no dogs, no ladies (prohibido perros y mujeres). La inscripción "tiene bemoles" o mejor dicho "tiene cojones", por la evidencia genital que lucen los autores de tan inoportuna frase. De esta arcaica y bárbara alocución se desprenden varios propósitos: los animales y las mujeres son despreciados por igual, se miden por el mismo rasero o tal vez no, para despreciar aun más a la mujer, el perro va delante en la inscripción como si tuviera cierta primacía sobre la mujer, sabido es que a los ingleses les apasionan los perros al parecer más que la mujeres. También se desprende de esta perorata un machismo irrespirable recubierto de casi tres siglos de polvo conservador, el mismo polvo que tapiza el Reino Unido.

De los 2400 socios (todos de sexo masculino que no heterosexuales, quizás justo lo contrario, de ahí la placa) el 85% votó a favor de admitir mujeres en sus salones. ¡Qué proeza!, congratulacions, luego cualquiera critica la sumisión y desprecio con que tratan algunas religiones a la mujer si en el corazón del Reino Unido, el país más democrático del mundo (eso dicen ellos), todavía nos andamos con estos cuentos de terror que ni el mismísimo Poe. Y es que el clasicismo y el clasismo conservador están de moda. El que es rey quiere mantener su reinado y que mejor manera de hacerlo que siendo conservador, evitando que las normas, las leyes y las políticas cambien para que todo siga igual. Por otro lado el que no es rey y ve perspectivas de llegar a serlo desea lo contrario, que las cosas cambien para que él pueda ser rey de su nuevo reino. Pero claro, una vez se proclama nuevo rey ya no quiere más cambios, quiere conservar lo que tiene y vuelve el inmovilismo para conservar su nuevo reinado gobernado por él. Es la historia del hombre, la codicia y la obsesión por el poder no tiene límites, pero esto es otra historia.

La placa ya no está. La mujeres ya pueden entrar en Saint Andrews.  Pero esas palabras están grabadas en la memoria de muchas mujeres que chocaron contra ella cuando pretendían entrar en la casa club de Saint Andrews. Fases como: “ni siquiera dejaban pasar a nuestras esposas”, "tengo una entrevista que hacer y no he podido entrar˝, "he llegado y el guardia me ha señalado la placa sin decir nada y no me ha dejado pasar", "iba con mi marido, esta lloviendo y a mí no me han permitido el paso. Me he tenido que quedar fuera mojándome˝, eran habituales.

El cerrojo ante las mujeres ha tardado mucho en abrirse, y no es el único que sigue oxidado. Otros tres campos del Reino Unido (Muirfield y Royal Troon en Escocia, y Royal St. George en Inglaterra) solo admiten a socios hombres. En Estados Unidos también existe algunos clubs con la misma norma. Parece mentira que en el siglo XXI esto sea noticia. 
"La intuición de una mujer es más precisa que la certeza de un hombre", Rudyard Kipling.


martes, 16 de septiembre de 2014

SODOMIZACIÓN MASIVA


Nos hemos pasado la vida sodomizándonos unos a otros (unos más que otros) espiritual y delicadamente. Moralmente. El castellano está plagado de expresiones que le envían a uno tomar por la retaguardia de la manera más ruda o más sutil. La diferencia más notable desde que somos europeos y demócratas y hasta socialdemócratas algunos, consiste en que lo hacemos con profiláctico y no en crudo, que era la agreste costumbre. El profiláctico ha sido decretado artículo de primera necesidad, y lo es aquí más que en país alguno, dado el artesano uso de los bajos que metafóricamente hacemos unos de otros a cada momento. 

En el trabajo, en la calle, entre amigos y enemigos, en la política, nos pasamos el día sodomizándonos, aunque no sexualmente (tendría otro aliciente), y en general, el de arriba al de abajo. Ya que los de arriba nos lo hacen, que nos lo hagan con profiláctico. Con el profiláctico de los buenos modales, la oportuna educación y el saber estar, aunque en el fondo sin respeto. 
Recientemente hemos padecido una campaña de información para que los usuarios puedan "leer" el recibo de la luz y averiguar que compañía es más ventajosa para él dentro la fingida oferta de compañías. Quiere decirse que los monopolistas de la electricidad han estado sodomizándonos económicamente, con o sin goma, durante toda la vida, pues nunca hemos sabido qué conceptos eran los que pagábamos además de ir subiendo sus precios muy por encima de lo que sería lo lógico, al menos para el sodomizado. La citada campaña de información, por parte de las compañías, equivale al profiláctico moral con que ahora nos introducirán el recibo en casa más suavemente. Y como no queremos vivir en cavernas, pues a tragar.
Hacen falta muchos profilácticos de este tipo, sí, en la vida española. Y es un detalle por parte de los de arriba, que se están haciendo europeos con gran aprovechamiento y por fin recurren a la goma o la mantequilla o la vaselina, que espiritualmente duele menos. Cuando a los sodomizadores se les acumula el trabajo (por ejemplo ahora, con la crisis, la corrupción, el paro y los nacionalismos), nos sodomizan el alma y la mente día y noche mecánicamente, como auténticos robots. De tanto sodomizarnos sin descanso, sería mejor que fueran robots de verdad, se lo hacen más aséptico, que es importante por si falla la goma.
"Arreglaremos la economía en dos años". "¿Se han pagado sobresueldos? Sí, como en todas partes…". "Tenemos que conseguir que los españoles confíen en que la política es limpia", "Cuando gobierne el paro volverá a sus niveles más bajos", ha dicho Mariano Rajoy. "La consulta debe producirse en cualquier caso. Si se autoriza mejor. Si no, la haremos igualmente". " No descarto la declaración unilateral de independencia", ha dicho Artur Mas. "El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual…". "Nos quieren confiscar la victoria y también nos quieren robar la honorabilidad", "Yo trabajo por y para Cataluña", ha dicho Jordi Pujol. Todas estas frases son lo que se llaman un misil espiritual, y nada tan fálico y lascivo como un buen misil embadurnado de vaselina.
Habíamos llegado a un punto en que las gomas se adquirían en los mercadillos callejeros, en los lavabos de los bares y en la salida del súper, dada la prisa que al español le entra a veces por molestar a otro español. Pero el Ministerio del ramo ha saneado todo esto y ahora nos lo van a hacer con garantías higiénicas. Uno lleva toda la vida aguantando en crudo y por eso agradece que los dirigentes se lo hagan más fino. No sabía yo que Europa nos iba a entrar por ahí.

martes, 9 de septiembre de 2014

ESPACIO-TIEMPO


Seguimos siendo insignificantes si nos comparamos con la infinidad del universo, significamos menos que una gota de agua en un océano de cinco mil kilómetros. El tamaño y las distancias son tan descomunales que somos incapaces de representarlas mentalmente y mucho menos materialmente, esto es, no tenemos ni idea de lo que hablamos ya que todo lo que conocemos tiene un significante (lo material, lo que vemos y tocamos) y un significado (la representación mental de lo material). 

Si miramos al cielo en una noche estrellada alcanzaremos a ver algunas estrellas (solo algunas) que componen el universo. Cualquiera de ellas está a una distancia de varios millones de años luz, pongamos por ejemplo tres millones de años luz, o lo que es lo mismo: las distancia que separa esa estrella del planeta Tierra es de tres millones de años viajando a la velocidad de 300.000 kilómetros por segundo (¿…?). Si tenemos en cuenta que la distancia entre Madrid y Nueva York son unos 5.700 kilómetros que cubrimos en unas 8 horas de avión, la distancia de tres millones de años viajando a 300.000 kilómetros por segundo es imposible de representar, no somos capaces de comprender el significante ni el significado de esta distancia. Un pequeño dato, el Sol está a unos ocho minutos luz, ocho minutos viajando a 300.000 kilómetros por segundo. Es bochornoso, apabullante, desbordante.

Para rematar el asunto de nuestra insignificancia sería conveniente añadir que además lo que vemos no es real. Me explico; cuando en las noticias dicen que el súper mega telescopio de turno situado el la Guayana Francesa o en cualquier otro lugar recóndito y paradisiaco, porque siempre están situados en lugares que te hacen pensar en la vidorra que se llevarán los astrofísicos que trabajen en el lugar, incluso piensas que eso de mirar por un telescopio no parece un trabajo muy duro, ni tampoco sufrirán una jornada maratoniana de ocho o nueve horas diarias trabajando a destajo, más bien al contrario, de hecho para anunciar un eclipse al año o el nacimiento de una nebulosa, pongamos MCS54, (tienen esos nombres raros), no hace falta trabajar mucho… Bueno a lo que iba, cuando en las noticias anuncian a bombo y platillo en nacimiento de una nueva estrella y muestran unas imágenes de colores chillones (si miramos al cielo todo parece en blanco y negro, pero dicen que esos colores se aprecian cuando se hace una fotografía con una exposición muy larga, parece un dogma de fe, algo imposible de ver con tus propios ojos) de miles de estrellas envueltas en una nube traslúcida de color rosácea, en fin, algo muy chulo que no entiende nadie pero que se ve muy bonito, esa preciosa joya del universo que estamos viendo en realidad no es real. Bueno, es real y no lo es a la vez. Me explico: para tomar esa fantástica foto las lentes de la cámara han captado unos haces de luz que representan esa imagen que vemos, pero si esos haces de luz que capta la cámara tardaron en llegar a las lentes de la cámara tres millones de años (que es el tiempo que necesitaron esos haces de luz en cubrir la distancia que separa esa nueva estrella de la Tierra desplazándose a 300.000 kilómetros por segundo) quiere decir que esa imagen que vemos es antigua, exactamente unos tres millones de años, "el timo de la estampita" que diría mi abuela. Esto quiere decir que en el mismo instante que se tomó la fotografía esa nueva estrella es totalmente diferente a como la vemos, la vemos como era hace tres millones de años. De hecho, jamás podremos verla "en directo", eso si que es una paradoja espacio-tiempo. Para verla como sería en la actualidad tenemos que esperar otros tres millones de años, casi nada, hasta que esos haces de luz vuelvan a llegar a nosotros. 

Ahora imaginemos esta situación pero al contrario. Otro planeta (lo llamaré Crasty) habitado con un tipo de vida similar a la nuestra y situado a doce millones de años luz. Los "crastyanos" con un súper telescopio han descubierto una nueva estrella, para ellos es MDR28 por ejemplo, y para nosotros esa estrella es ni más ni memos que el Sol. Dicen que el Sol tiene una vida de cinco mil millones de años y que le quedan otros tantos para morir en términos de combustión, por decirlo de alguna manera. Algo antes de que llegue esa fecha, es evidente que la vida en la Tierra se extinguirá, es una pena pero son las leyes de la naturaleza. Volvamos a ese planeta, Crasty, que ha descubierto el Sol, imaginemos que tomaron la foto ayer, eso quiere decir que tienen una instantánea del Sol y los planetas que lo circundan, entre ellos la Tierra, con una antigüedad de doce millones de años, si tenemos en cuenta que las civilizaciones egipcias tuvieron su esplendor hace cuatro o cinco mil años es difícil imaginar cómo era la Tierra hace doce millones de años. En fin, esto parece un expediente X, me pregunto como será el planeta Crasty y si su estrella, la que les da vida y calor durará más de cinco mil millones años. Parece difícil encontrar vida tan lejos, todavía más teniendo en cuenta esa distorsión espacio-tiempo. Imaginemos que los habitantes de Crasty han decidido venir a la Tierra, cosa que me parece inaudita observando la distancia de doce millones de años luz, no puede ser, es imposible viajar doce millones de años y menos todavía a la inaudita velocidad de 300.000kilómetros por segundo. Hagamos un esfuerzo de ingenio. Imaginemos que los audaces "crastyanos" tienen una tecnología mucho más avanzada que la nuestra y construyen una gigantesca nave espacial tan grande como una ciudad, con todos los recursos necesarios para vivir sin problemas en esa nave igual que en una ciudad de unos cincuenta mil habitantes. Salen disparados en dirección a la Tierra esperando encontrarse un maravilloso planeta (que lo es, al menos de momento), pero claro, viajan a la mitad de la velocidad de la luz, que ya es mucho, 150.000 kilómetros en un segundo (unas tres vueltas a la Tierra en un segundo), ni el mismísimo Fitipaldi sería capaz de semejante proeza. Eso quiere decir que los "crastyanos" tardarían unos 24 millones de años en llegar a la Tierra siempre y cuando no tengan problemas añadidos, que casi con seguridad los tendrían (un motor de fusión térmonuclear que falla, un vidrio de condensación atómica que se agrieta y hay que parar para cambiarlo, etc,). Supongamos que al final tardan 25 millones de años en llegar, tal vez de la imagen que tenían de nuestro planeta y la que se encuentran ha cambiado tanto que deciden volver a Crasty. En fin, no es para desilusionar a nadie, pero esa utopía de vivir en otros planetas de otras galaxias con otras estrellas parece más bien una fábula que una realidad, solo que esto no lo dicen, de ilusión también se vive. Mejor quedarse, disfrutar aquí y ahora, y vivir cada momento único pero no irrepetible, eso depende de donde esté el observador.




martes, 2 de septiembre de 2014

IDEOLOGÍA NACIONALISTA


Decía Orwell que sus mejores libros nacieron de una motivación política y el tiempo ha demostrado que no le faltaba razón en esta aseveración. Su obra Homenaje a Cataluña es una narración de sus vivencias en la Guerra Civil española desde su llegada a Barcelona en diciembre de 1936 hasta su huida casi un año después. La honestidad y el coraje con el que Orwell narra lo que vio y vivió lo convierten es un poderoso manifiesto por el hombre y contra las idealizaciones que acaban conduciendo inevitablemente al terror. Otras de sus obras con tinte político es Notas sobre el nacionalismo, libro coetáneo y seguramente ininteligible para los nacionalistas porque "la ideología nacionalista lleva no solo a aprobar las barbaridades cometidas al margen de la ley en su propio lado sino que tiene una extraordinaria capacidad para ni siquiera oír hablar de ellas", tal como apunta Orwell.

Los nacionalistas rechazan los valores alejados del sentimiento separatista y de criterios opuestos a sus tejemanejes patrióticos. Orwell vuelve a acertar cuando dice en Notas sobre el nacionalismo: “Todo nacionalista se obsesiona con alterar el pasado... Hechos importantes son suprimidos, fechas alteradas, citas removidas de sus contextos además de manipuladas para cambiar su significado”. Un claro ejemplo de las muchas manipulaciones selectivas realizadas en Cataluña a la que han dedicado monumentos, congresos, libros, museos y programas televisivos para asentar visual y moralmente en el colectivo social esa falsedad, ha sido convertir la guerra de Sucesión dinástica de la Corona española de 1714 entre Borbones y Austrias, en una guerra civil de victimización de catalanes, como si Cataluña hubiera perdido una guerra, cuando en realidad no la hubo por razones de país, sino por apoyar a un rey o a otro.

Eugeni d'Ors, quizá el mejor escritor catalán del siglo XX, era profunda y ampliamente europeo, hasta el punto que diagnosticó la Primera Guerra Mundial diciendo lo siguiente: "Esto es una guerra civil". En cambio el nacionalista no es nada europeo, sino que vive y muere pendiente únicamente de "su nación".

Por desgracia, queridos Orwell y d'Ors, lo que más duele es ver cada vez más catalanes con el ánimo sacudido por esa división entre buenos y malos catalanes según sea el grado de simpatía por el independentismo, como si fuera normal ser nacionalista y anormal no serlo. De manera tal que una frontera divisoria nunca vista desde la dictadura ha separado amigos, familiares y conocidos, ilusiones y proyectos comunes. Los no nacionalistas están siendo apartados como insectos molestos y peligrosos. Sin violencia física, como les gusta justificar; con intimidación solo psicológica, pero violencia al fin, miden el grado de catalanidad con baremos tan infantiles, por no llamarlos racistas, como el nivel de catalán de sus ciudadanos, el partido al que pertenecen, la bandera que cuelgan en su balcón, los libros que compran y su sentimiento de independencia. Conozco a más de uno y de dos profesores de universidad pública que han engrosado las listas del paro por su aversión independentista en favor de otros que demuestran su nacionalismo catalán con soberbia.

En contraste con este nubarrón nacionalista que ha provocado una herida dentro y fuera de Cataluña, encontramos esa Barcelona que tocamos con mano trémula y añeja en cualquier esquina del Barrio Gótico, aquel novecentismo de Casas, Sert, Picasso, el Port Lligat de Dalí, el mediterráneo de Miró, el europeísmo de Tàpies, el ribereño de Espriu, el gris de Josep Pla, el universal de Gimferrer, el sacralizado de Brossa, la flora submarina del Parque Güell, el deleitoso Vázquez Montalban y el genial Juan Marsé hacen que este escrito no sea más que un canto de amor frustrado a Catalunya.