martes, 17 de marzo de 2015

EJÉRCITOS DE EXTRAÑOS


Me sorprende enormemente la cantidad de personas ansiosas por pertenecer a cualquier grupo, ya sea social, cultural, deportivo, gastronómico, aéreo, lunático…, que hay en nuestra sociedad. A veces se roza el ridículo, tanto por ese excesivo ímpetu como por el tipo de grupo al que se pertenece o se desea pertenecer. Y no es que sea algo negativo pertenecer a un grupo, sino todo lo contrario, pero lo que más llama la atención, es que para la gran mayoría de las personas es algo definitivo, una especie de culminación capaz de deleitarnos con subidones de adrenalina y serotonina que ni el mejor de los coitos con la persona más deseada de nuestros sueños alcanzaría esos niveles de satisfacción o bienestar, por lo tanto, parece positivo para el individuo.

Según Maslow y su célebre pirámide sobre las necesidades del ser humano, en el escalafón básico se encuentran las necesidades fisiológicas, la sed, el hambre, el aire. Cuando tenemos cubiertas estas necesidades, el ser humano comienza a preocuparse por la seguridad y la protección frente a cualquier daño. Una vez nos vemos físicamente seguros, comenzamos a buscar la aceptación social, afecto, amor, amistad; queremos identificarnos y compartir las aficciones de un grupo social y necesitamos que este grupo nos acepte como miembro. Cuando nos sentimos aceptados socialmente al estar integrados en grupos sociales, comenzamos a sentir la necesidad de potenciar nuestra autoestima, de obtener prestigio, éxito y alabanza de los demás. Finalmente, en lo alto de la pirámide, los individuos que tienen satisfechos todos estos escalones, llegan a la culminación y desean sentir que dan todo lo que pueden, todo lo que son capaces, desean crear.

Analizando esta pirámide, podemos ver que se ha producido una terrible anomalía capaz de crea ejércitos de extraños, personas idiotizadas que arropados mutuamente por su grupo se sienten en la culminación de sus necesidades humanas. Son grupos cada vez mayores y más numerosos. Parecen personas incapaces de ir más allá, desprovistos de voluntad y deseo para continuar avanzando en su evolución como individuo. Son muchas la personas que encuentran su cenit con el simple hecho de ser aceptados en un grupo: la mayoría de los seguidores de un club de fútbol (sobretodo si es de los que suelen ganar títulos), las personas que encuentran un trabajo (esta es una de las lacras de nuestra sociedad, porque es evidente que trabajar en una empresa no es ni de lejos un hecho apoteósico, o al menos no debería serlo en una sociedad mínimamente humana), los que se compran un coche "de lujo" para sentirse exclusivos (estos están englobados en la cúspide de los más tontos), los que corren maratones o medias-maratones aunque se queden a mitad de camino extenuados o alcancen la meta padeciendo dolores crónicos en sus articulaciones que además se auto-imponen (muchos de estos les ha dado la pájara de correr, aun a costa de su salud, por el hecho de sentirse en ese grupo), los que han comido en todos los restaurante de tres estrellas de la Guía Michelín porque los van buscando, para después soltarlo a cualquiera como si fuera algo extraordinario (estos no han tenido una buena madre que se desenvuelva bien en los fogones o si la han tenido han perdido el oremus), también los que están todo el santo día inmersos en las redes sociales enviando mensajitos y consultando cada 2 minutos la pantalla de su móvil (algunos de estos han perdido la palabra, solo se comunican a través del móvil), los afines ciegamente a un partido político hagan lo hagan y digan lo que digan (estos también tocan techo por atontados), y una retahíla de grupos sociales que cada día me espanta más.

¿Es qué acaso nos estamos volviendo tontos?, ¿nos sentimos completamente desarrollados humanamente con tan solo comer, dormir y ver el fútbol o el chafardeo?, ¿si tienes salud y trabajo hay que ser feliz?, ¿no tenemos capacidad de análisis ni de crítica o nos la han anulado?, ¿es eso lo que quieren los que tienen el poder?, ¿nos indican lo que hay que pensar y hacer y además lo aceptamos?, ¿pertenecer a un grupo nos adormece en cierta manera?, ¿no sería mejor adquirir conocimiento para poder llegar a pensar por uno mismo y actuar en consecuencia?, ¿qué tenemos que hacer o saber para sentir el deseo de crear?

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