martes, 14 de febrero de 2017

CALIFICACIÓN PERFECTA

Las viejas estrellas del deporte viven de su pasado. La etapa profesional de un deportista es corta, diez años, quizá algo más si todo va bien. Esto no quiere decir que solo trabajen durante diez años en toda su vida. Desde su infancia comienzan a hacer los primeros escarceos y van evolucionando hasta que finalmente logran profesionalizarse. Pero no siempre es así, hay deportes muy sacrificados que no tienen una proyección profesional. Es simple ley de consumo, si no hay clientes dispuestos a pagar por ver, leer, practicar…, ese deporte, no hay forma de que esos deportista vivan del deporte. Pero esta ley de oferta y demanda suele estar manipulada porque existen muchos intereses creados por parte de las personas que invierten en un determinado deporte y solo les importa el beneficio económico. Pero hay casos mitológicos, que incluso siendo de esos deportes minoritarios que no arrastran masas, en los que surge una estrella capaz de vivir de la estela que ella misma generó en un determinado momento de la historia. Uno de esos mitos es Nadia Comăneci, la primera calificación perfecta en unos Juegos Olímpicos. 

Nadia nación en la Rumanía comunista de 1961. Con nueve años empezó a competir a nivel nacional y a los trece ganó tres medallas de oro en un Campeonato Europeo. El 18 de julio de 1976, Comăneci, a la edad de catorce años, logró hacer historia en los Juegos Olímpicos de Montreal, al conseguir un 10, puntuación que nunca nadie había conseguido. Aquel día, Comăneci deleitó a todos los aficionados con sus grandes giros, que realizó en las barras. La fuerza que tenía en los brazos no era normal para una niña de su edad, sin embargo, la joven rumana dominó la presión de participar por primera ocasión en unos Juegos Olímpicos. Cuando terminó su rutina, el tablero reflejaba una puntuación de 1.00, hecho que produjo confusión entre los espectadores que no sabían lo que había pasado. Durante esos minutos, los jueces dialogaron entre ellos porque era imposible poner un diez como calificación, ya que la puntuación más alta era 9.95. De repente, los jueces informaron que ese 1.00 en realidad era un 10 para Nadia. Al instante, las 18000 personas presentes en el Forum de Montreal, celebraron ávidamente la primera calificación perfecta en la historia de la gimnasia femenina. A lo largo de su vida consiguió nueve medallas olímpicas, pero el hecho realmente mitológico fue ese primer 10.

Tras dejar la competición fue miembro de la Federación Rumana de Gimnasia y entrenó a jóvenes promesas de su país, hasta que 1989 decidió emigrar a Estados Unidos y se casó con Bart Conner, un gimnasta norteamericano. En la actualidad continúa vinculada a la gimnasia, es propietaria una academia de gimnasia junto a su esposo. El eslogan de la academia es: la compañía para producir en 10 perfecto. Colabora con diferentes medios de comunicación y es miembro activo de varias asociaciones relacionadas con la gimnasia. Nadia sí que es la mujer 10. 






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