martes, 28 de febrero de 2017

PROHIBIDO MEJORAR

Vivimos en una época en la que mejorar la calidad de vida de los ciudadanos es una utopía. Me refiero a esos ciudadanos que representan la gran masa social que sustenta este país, que no son pobres, pero que se miran muy mucho adonde ir de vacaciones una semanita en verano y les sienta como un tiro cuando hay una derrama en la escalera.  

Aquellos que tiene la potestad de implantar dicha mejora se muestran reacios, ni siquiera se plantean discutirlo, claro que a ellos no les afecta, están muy por encima de ese conjunto de ciudadanos que paga sus salarios. Según ellos es momento de agravar y desmejorar la vida de los ciudadanos; la suya no, por supuesto. Me gustaría saber que pensarían si sucediera lo contrario. Si ese conjunto de ciudadanos eligiera bajar el salario a sus señorías un 50%, obligarles a utilizar el transporte público o el suyo privado pagado con sus salarios (es lo normal, ¿no?) y que su jubilación fuera como la de todos, es decir, después de cotizar 37 años y no 7 como sucede ahora. Aun así, estarían por encima de la media, vivirían mucho mejor que la inmensa mayoría. Tal vez sea la única manera para que actúen con un poco de empatía y se dediquen a su trabajo de verdad, que es mejorar la sociedad, porque para lo que hacen, no parece necesario ser un lumbreras.

El severo y aburrido José María Aznar ha dicho hace poco que habría que jubilarse a los 70 años. No creo que así lo haga su mujer Ana Botella o su hija Ana Aznar, la esposa de Alejandro Agag, ese al que pillaron de vacaciones en el mismo barco que Álvaro Pérez, el bigotes. Tampoco creo lo haga cualquiera de sus otros dos hijos. ¿Qué pensaran ellos al escuchar al patriarca de la familia verbalizar semejarte agravio para los trabajadores? Lo primero que pensarán es que eso no va con ellos y, lo segundo, que hay que apretar a los “curritos”, no vaya a ser que se suban a las barbas.

Recientemente no han permitido a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, rebajar la jornada laboral de 37,5 horas semanales a 35 para los funcionarios municipales. Alegan que transgrede la norma estatal, por eso se han suspendido de forma cautelar dichos acuerdos. Esto demuestra falta de inteligencia o ganas de joder al prójimo, que en este caso como en casi todos, es el más débil. Si la productividad es positiva, ¿por qué no? Hay que empezar a mejorar de alguna manera y por algún sitio con la esperanza de que termine generalizándose. Conozco a más de uno y de dos que aseguran que si trabajase solo por las mañanas produciría lo mismo. Y me lo creo, son personas muy cualificadas y responsables. Saben que no se puede jugar con el pan. Entonces, ¿por qué no mejorar la calidad de vida de los trabajadores? En la sociedad occidental, a principios del siglo XX las jornadas de trabajo eran de lunes a sábado, se libraba solo el domingo. Por suerte, gracias a la revolución industrial y a una voluntad real de los gobernantes para mejorar de calidad de vida de los ciudadanos, se llevo a cabo una mejora: la jornada pasó a ser de lunes a viernes. Es obvio que hay diferentes sectores con necesidades muy variadas, pero estoy refiriéndome a la norma generalizada. 

Quizá ha llegado el momento de otro cambio. La era digital, internet, la informatización de los trabajos y la globalización han facilitado muchas tareas. Es una nueva revolución industrial. Tal vez sea el momento de reducir la jornada laboral y apostar por un modo de vida más equilibrado y más humano. Solo depende de la voluntad de los que gobiernan y creo que lo saben, pero como ellos no están incluidos en esa inmensa mayoría de ciudadanos, no les parece buena idea. Todo lo contrario, prohibido mejorar, lo mismo que piensan los hijos del soporífero Aznar.

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